Secretos silenciosos.

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Un amor loco loco yo por vos, y vos por otro.



El viaje en tren había transcurrido sin mayor acontecimiento. El Gran Comedor, imponente como siempre, se alzaba bajo un cielo raso que dejaba ver una noche estrellada, de esas que te dejan suspirando. Se hallaba repleto de estudiantes hambrientos, que riendo con la boca llena compartían anécdotas de las vacaciones, a excepción de un rubio, quién no comía nada mirando a una pelirroja. Agradecía internamente que nadie lo hubiera notado aun, así, podía fijar sus ojos en ella sin mayor interrupción; verla reír y dejar echar a volar su imaginación, soñando con un beso de su boca. Pero entonces, una figura apareció junto a ella, provocándole la sensación de que su sangre podría evaporarse de la rabia en cualquier instante. ¿Por qué James Potter podía simplemente acercarse a ella y susurrarle al oído sin mayor problema?

— ¿Algún problema, Malfoy? —. Preguntó Zabini con la típica sonrisa petulante extendida por su cara, siguió la mirada de su amigo y levantó una ceja —. Sigo preguntándome qué le ves a esa leona, ¿acaso tu padre nunca te contó que los Weasley solo están hechos para barrer el suelo?

— ¿Acaso el tuyo no te dijo que le patearon la cara en la batalla? —. Respondió el rubio burlón, limitándose a pararse de la mesa, bajo la mirada encolerizada de su amigo.

— Cuidado con lo que dices, Scorpius —. Advirtió tomando su camisa en un puño por el cuello.

— Si intentas besarme, esta no es la forma, Blake —. Bromeó con picardía el chico y apartándolo de un empujón limpio, amenazó arrastrando las palabras —. Mejor ten cuidado con lo que tocas, te recuerdo que compartimos una habitación y no tengo buen genio por la mañana.

— Scor, no es un chiste —. Interrumpió Angie —. Ya van dos años, ¿no te bastó llorarnos en el verano? ¿Debes seguir con tu obsesión con ella?

— Yo no lo llamo obsesión, Smith —. Terció Allan —. Esto pasa a ser un chiste. ¿Dónde quedó la gran dignidad Malfoy?

— ¡Cierra la boca, Nott!

— Sabes que tengo razón —. El castaño bebió un sorbo de zumo de calabaza —. Y por mucho que lo odies, Potter tiene más ventaja que tú.

— ¿De qué hablas? —. Preguntó Scorpius.

— Mira lo que tiene a su favor —. Comentó el joven Nott, sin dejar de cortar la carne de su plato —. Comenzando con que es su prima, tiene el privilegio de poder hablarle cuando se le apetezca, y tú apenas la ves en la lejanía —. Scorpius hizo el amago de abrir la boca para refutar, sin embargo, su amigo continuó —. Y aunque no le hable, constantemente llama su atención: Es el Líder Merodeador, se mete en problemas más veces de las que cambia de calzones, y Rose, en su tarea de prefecta, debe corregirlo.

  — Pero ella no es la prefecta de la generación de él...

— Silencio —. Dijo Allan levantando la vista —. Es capitán del equipo de quidditch de Gryffindor, lo que significa que cada vez que hay una celebración en su sala común, ovacionan su nombre, y ella también. Todo lo anterior le hace sentir a él, y a los demás, sobre todo al sector femenino, que es el Príncipe de los Gryffindor. Aquello provoca que todas las chicas caigan rendidas a sus pies, más de lo que lo harían si tan solo fuera un chico, ya que es tremendamente seductor con toda criatura que ocupe falda y tenga piernas bonitas en Hogwarts, por lo que a Rose constantemente deben llegarle comentarios sobre lo fantástico que es.

— Y tiene la maldición Potter a su favor —. Dijo Blake.

— ¿Maldición Potter? —. Preguntó el joven Malfoy.

¿Con quién te vas, Rose?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora