Te lo digo todo el tiempo:
El cielo es un lugar
aquí en la tierra contigo.¿Hay algo peor que terminar algo que en realidad nunca empezó?
Sí, lo hay. Los celos.
Heather Lyons acababa de descubrir que odiaba los celos. Mucho. Quizá demasiado.
Habría asesinado unas diez veces ya a Michael Brown si de miradas se tratase, y para colmo de la situación, parecía ser que Roxanne lo tenía claro, y que disfrutaba. ¡Realmente no lo entendía! Si la idea era sacarle celos lo había logrado hace mucho, no existía necesidad alguna de continuar con su pequeña actuación de buena novia. ¿Roxanne no estaba segura de que le gustaban las chicas? ¿Qué posibilidades había de que también le gustaran los chicos?
— ¿No te parecen monísimos? —. Preguntó Mackenzie MacLaggen, la novia de Frank, con ojos soñadores abrazándose al brazo del muchacho. Dominique esbozó una mueca de asco al escucharla, y Heather la miró con una ceja alzada. Puede que el resto no notara nada, pero ella sabía leer las señales. Al parecer no era la única celosa en esa situación.
— Sí, Mac. A Roxy le hace tremendamente feliz...
— ¿Qué haces sentada aquí de todos modos? —. Preguntó la pelinegra con desdén, mitad para ayudar a Nique, mitad enfurecida por los últimos comentarios —. Tu sequito de víboras está más allá.
— Es mi novia, Heather —. Cortó Frank tomándole de la mano —. Tú tampoco deberías sentarte aquí de todos modos. Con lo de Tanny y Fred...
— Oh, querido, si alguna vez me follé a Fred, créeme que fue hace tanto que ya lo olvidé —. Sonrío de medio lado.
— Pero...
— Deja de justificar, Frank. Heather es amiga nuestra. Tiene más razones para estar aquí que ella —. Interrumpió Dominique sin siquiera dirigirle la mirada, con un tono que arrastraba la despreocupación. Mackenzie arrugó el ceño y le fulminó antes de decir:
— Perdón, que ha hablado la princesa de Roma.
— La Reina, linda, y de Gryffindor. Pensé que lo sabías —. Sonrió con superioridad, con los ojos celestes destellándole como siempre hacia que quería desafiar y tenía todas de ganar.
— Da igual Frank, queda más que claro que la clase no la trae incluida la sangre francesa —. Finalizó Mackenzie, tomando sus cosas y levantándose de su lugar —. De todos modos es solo el desayuno, nos vemos en clase y después —. Añadió antes de depositar un largo beso en los labios del muchacho, provocando falsas arcadas de Dominique, quien se ganó una nueva mala mirada de la rubia —. Weasley, Lyons, siempre un desagrado.
El ruido de sus zapatos se vio opacado de inmediato por las risas escandalosas que hacían ingreso al Gran Comedor. Fred y James iban empujándose en su carrera hasta la mesa, en una eterna competencia. Ganó James. Se desplomaron contra la silla sin poder respirar en las carcajadas, sujetándose fuertemente el estómago.
— ¿Esa no era tu novia, Frank? —. Dijo Fred cuando logró serenarse, con el fantasma de la risa aun en los labios y el rostro tan rojo que se perdía con su cabello —. ¿Por qué se fue tan temprano? Parecía molesta.
— ¿Te vio sin ropa y se decepcionó? —. Arqueó las cejas James, provocando una nueva carcajada entre los mejores amigos.
— No se decepcionó cuando lo hizo —. Sonrió de medio lado, apartando el flequillo de los ojos, y sin querer miró de reojo a Dominique, quien o bien no le importó, o era muy buena actuando. Se mentiría a si mismo si dijera que lanzó ese comentario de manera casual, de cierta manera, seguía esperando una reacción.
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¿Con quién te vas, Rose?
FanfictionElla no era perfecta. Pero realmente se esmeraba en hacer las cosas correctas. Imprudente. Nerviosa. Atractiva. Decidida. Altiva. Soñadora. Astuta. Valiente. Rebelde... O en otras palabras mas cortas, es simplemente Rose Weasley. La hermosa hija de...