Capítulo 21

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Diane's POV

Quiero revisar a ese par de cachorros que terminaron huérfanos, aunque la manada los cuida, ahora que no tengo nada que hacer y hay más entretenimiento, me siento extrañamente atraída por ellos.

Asustados se juntaban y hacían bolita, no querían a desconocidos cerca y mucho menos a quienes asesinaron sus queridos. Dándoles vuelta quería ver si eran hembras o machos pero el solo acercarse era un problema.

Después de corretearlos además de ayudada por Mariana, al fin quedaron atrapados en la cueva hogar y ya no fue difícil manipularlos. Resultaron siendo pequeñas y fieras hembras que serán seguramente útiles para esta manada.

Quería buscarles alimento, relacionarme con ellas y que se encariñaran conmigo así como yo con ellas. Les impregno olor, mio y de Mariana compartidos desde la marca y busco que la manada les reconozca como nuestras.

Ya dejando a uno de los lobos aparentemente como niñera, cual tuve que gruñirle y amenazarle para que se molestara en quedarse por lo menos dormido junto a las cachorras; Aprovechábamos la manada para atrapar una gran presa, un yak. La manada nos seguía sin cuestionar así que no teníamos problemas en que se disolviera o fuera uno por su lado.

No fue difícil acercarse al grupo yaks y naks*, de hecho no tuvimos problema alguno en cazarlo, la manada se organizó automáticamente y se coordinó tan bien que temería por que hubiera ese orden instintivo en los licántropos, una gran parte perdida por nuestra semi humanidad.

~ NO ~ Negué profundamente lo más que podría, de ninguna forma, JAMÁS podré comer esa cosa cruda, puedo ser mitad lobo pero no me quita la pendejada de humano.

~ Me encanta consentirte pero debes comer sin tanto berrinche ~ Me dijo Mariana ya comiendo la no sé que parte de tanto revoltijo que hizo en el pobre animal.

La miré irónica, todo este tiempo que ella salia y lejos lo cocinaba todo para mí, pero no, ¡¡¡Me quiere hacer comer eso!!!

~ Ya lo has hecho antes, cierra los ojos y come. No tienes que verlo, sabes que como lobas estará bueno ~ En infiltraciones de largas distancias y entrenamientos he sido obligada a alimentarme como salvaje, pero eso no quita que siga dándome repelús.

~ No comeré ~ Nunca

~ Mis hijos no pasarán hambre ~ Dijo para obligarme a comer ~ Así que no más berrinches ~ Sentenció, mierda, mis pucheros perdían efecto.

Enojada mordisqueé la carne y desde el primer bocado me adapté, ciertamente como lobo no sabía mal. De hecho su sabor es mucho mejor que algunas comidas y se hacía incluso placentero saborear la carne con pequeños huesos fáciles de romper.

Mariana lamió mi hocico cuando comí lo necesario y fue conmigo a la cueva hogar, con las cachorras para alimentarles también.

Nuestro o nuestros hijos nacerían para fin de mes y ciertamente no faltaba mucho.
Si las condiciones son apropiadas, seria un buen parto y teniendo en cuenta que mi loba no me dejará transformar hasta después de dos semanas, debía ser cuidadosa.

En Dellatore y países del mismo continente es costumbre integrarse como uno con el lobo. Desde que el joven se presenta da su consentimiento a su media parte animal de ser sí misma cuando desee y en frente de toda la manada es aceptado como quien se honra a si mismo.

A diferencia de extranjeros continentales quienes usan su licantropía egoístamente y obligan la conciencia del lobo a sumirse en un sueño permanente para manipularlo a gusto.

Por supuesto ese control inapropiado de su ser conlleva a problemáticas; una lenta pero continúa extinción en la licantropía y nacimientos cada vez más humanizados son consecuencias de la negligencia social y cultural de los habitantes.

Dentro del desarrollo de un embarazo, a los dos últimos meses antes de dar a luz, el lobo impide el cambio de forma para la embarazada y posteriormente al alumbramiento este toma control completo del cuerpo por las siguientes dos semanas. Su instinto le hace agresiva y protectora para con los cachorros. Quienes, nacen con su forma animal y a los dos años cambian por primera vez para evitar la vulnerabilidad por ser también crías humanas.

Mi encaminamiento con las cachorras era tan grande que se volvería palpable en cualquier momento. Me estresaba exageradamente cuando me separaba de ellas y generaba tristeza cada vez que pensaba lo rápido que aumentaban su tamaño.

Mariana, las pequeñas y yo nos relajábamos junto la manada disfrutando de como el sol tardío y la brisa relajadora nos generaba una extasiante pereza.

Tumbada y embelesada por las hermosas imágenes de una de las cachorras enloqueciendo a mi pareja. Me encontraba feliz y apacible que incluso deje mi cabeza hacia atrás y me permití distender los músculos que hacia tiempo no aliviaba por el trabajo, la guerra, mis responsabilidades y estrés.

Quedé dormida así mismo, despertando por un fuerte y feroz golpe hacia mí estomago. Claramente de un licántropo ya que salí a dar a un tronco cercano.


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*Naks: Nombre dado a las hembras de los yaks.

Once ✩Al Fin En Corrección y Revivición✩Donde viven las historias. Descúbrelo ahora