Capítulo 20

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Mariana's POV

No deje de correr hasta que tropecé, había quedado tan inmersa en salvar y huir que perdí la noción de cualquier otra cosa.

En la estruendosa caída dejé ir a Diane quien como yo, salió volando y cayó por algún lugar cercano.

Era seguro que los infelices esos no estaban cerca, pues no podía oler o percibir algo más que nosotras dos. Un tema que realmente me tenía preocupada, pues en estos momentos la seguridad era una de las cosas que más debía garantizar para el bien de mis pequeñas personitas preciadas.

Por tres meses vagamos solitarias, sin saber de nada aparte de nosotras. La comida la buscaba rápidamente en el área donde estuviésemos y en la noche usábamos toda clase de cosas como refugió; cuevas, arboles, troncos huecos, hojas nos abrigaban cuando dormíamos y sin embargo siempre envolvía a Diane por seguridad y tranquilidad. De vez en cuando era felizmente honrada con sentir las patitas de mis cachorros cuando se movían y recuperaba así mis alientos por protegerlos de ese horrible destino.

~ Mari, estoy cansada ~ Por supuesto, debía ser agotador; el embarazo dejaba a Diane sin energías en poco tiempo, pero pocas veces me deja llevarla, así que avanzamos a un paso lento y peligroso en la naturaleza.

~ Te llevaré en mi lomo, ven ~ Me ofrecí no novena vez en el día.

~ No quiero, Descansemos ~ Respondió con un puchero. De nuevo se niega, le habré traumado desde aquella caída hace meses.

Acepté parar un momento y tomar agua de un arrollo, si tiene algo, no creo que nos afecte como lobos.

Continuamos a paso tranquilo, nos habíamos alejado tanto que probablemente no encontremos a alguien en mucho tiempo.

Aquel bosque traicionero repleto de peligros y enredos por todos lados, nos tenía exhaustas. Cada cierto tiempo me dedico olfatear cualquier rastro y posibilidad de peligro mientras buscábamos refugio para la noche.

Maldita sea la naturaleza que aun nosotras siendo parte de ella, nos envía peor suerte en forma de nieve. Ahora debíamos encontrar un lugar en el cual asentarnos, por más lobos que fuéramos, nos congelaríamos en la espesura de esta tormenta.

Dejar de vagar era primordial si los cachorros llegarían pronto, y este clima es muy peligroso para no tener un hogar o estadía estable.

Entre la discusión de si eramos benditas o malditas, encontramos una estrecha apertura por la cual se notaba que yo solo podría entrar en forma humana, mientras que Diane con su pequeña lobita pudo escurrirse entre las rocas tan tranquila como sensual.

Ya adentro y adelantándome a Diane, comencé a asegurar el área. Podría haber animales salvajes en la cueva, y esta en específico se abarrotaba en hedor de lobo.

Me transforme de nuevo y gran cantidad de gruñidos chocaron con mis oídos, inmediatamente razone la idea de que esta sea una cueva de alguna manada y seguro todos estaban allí por la tormenta que ahora se desataba fuera.

Tendríamos que asesinarlos fueran lo que sea, así que por lo menos habría carne, supongo. Me acerqué lentamente y notando que eran lobos, me aseguré que de ninguna manera algún movimiento siquiera se me escapara.

Diane me siguió por detrás, atenta a cualquier cosa igual que yo, y un aire tenso nos recorrió. Vi que ella les gruñía de vuelta, y me cuestione sobre si en verdad esta chica necesita pizca de protección.

Que sea lo que tenga que ser, resolví. El lobo alfa parecía ser el primer atrevido pues pasó empujando sobre los otros lobos. De gruñido en gruñido nos rodeamos en círculo, cuando encontré un buen momento para atacar me lancé a desgarrar su cuello. El lobito claramente de menor tamaño no tubo otra oportunidad más que lanzar ataques alocados con sus garras que apenas y sentí los pocos que acertó.

Los lobos, viendo su alfa muerto, metieron la cola entre las patas y se echaron boca arriba. Mostraban su cuello gimiendo asustados como respuesta a la horrorosa escena de su líder muerto.

Diane pasó entre ellos y si pudieran notarse sus expresiones seguro mostraría una de victoria y dominio absoluto, esa misma que haría una dictadora al reafirmar su poder. Daba escalofríos pero me hacía gracia.

Quise continuar con el resto de lobos pero de golpe se presentaban sumisos, yo les gruñí y ladré un poco para ver si volvía la agresividad que aún tenían minutos atrás. Parecían pequeños perritos, no atacaban y solo gemían, pasé por cada uno olfateándolos notando el temor en su olor. Si supongo bien me reconocieron como su nuevo alfa por la tremenda muerte vista. Ciertamente no eran muy inteligentes desde nuestra perspectiva, pero sabían proteger su vida de manera ingeniosa, aun, si para eso debían someterse.

De paso conté unos 10 lobos quise reconocerlos a todos así que recorrí cada centímetro de la cueva grabando sus olores.

Una misteriosa hembra me gruñía, cuando decidí acercarme se me lanzó y atacó rudamente, por lo que yo, solo de instinto, le lancé un garrotazo mandándola a una pared dando como resultado un gran estruendo y pequeño gemidito.

Diane lo vio y lentamente acercándose a la loba me respondió que había muerto, todos los demás de la manada fueron a olfatear y reafirmaron su sumisión al darse cuenta.

Yo escuché pequeños gruñiditos desde más allá donde me atacó la loba y al encontrar el origen descubrí porque aquella atacó al acercarme.

La manada me dio espacio y poco a poco reduje la diferencia entre los cachorros y yo.

Por el olor eran hijos de la loba y lobo muertos, ahora la manada deberá encargarse completamente de ellos, pero por lo que veía simplemente los ignoraban, así que supongo que no necesitan nada por el momento.

Por fin volví con Diane, parecía que también le habían reconocido porque no hacían más que someterse mientras que a mí ya me olfateaban por todos lados.

La escuché reírse - No reafirmas tu autoridad - Se burlaba de mí mientras lamia el costado de mí cara como signo de cariño.

- Creo que ya comienzas a volverte salvaje cariño - Dije por haberme lamido y la sonrisa de victoria que tenia tiempo atrás.

- En tus sueños princesita - Respondió osadamente.

Lamí toda su cara con ternura y le invité a dormir, pues afuera, aún se encontraba la trifulca de la naturaleza. Ella se recostó en mí y se revolvió en el pelaje para acomodarse.

Antes de salir hay que descansar, dormir y esperar que pase la tormenta.

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Nada mal la opción de los lobos, de no ser así en la tercera posibilidad le iba a cortar un brazo a Mariana 😌😅

Pueden regocijarse

O quizás no tanto 😓

Fue bueno no ir con los humanos traidores también, solo..., ¿A costa de qué?

Saludos y les quiero humanitos 🤗

Once ✩Al Fin En Corrección y Revivición✩Donde viven las historias. Descúbrelo ahora