Capítulo 2. Temas sorpresivos

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Después de un par de largos minutos de viaje, lograron ubicarse y el automóvil pudo estacionarse frente al santuario. Tony vio de pies a cabeza aquel sombrío edificio.

—Pareciera que está vacío.

—Sí, bueno —se encogió de hombros el multimillonario, abriendo la compuerta lentamente—. No lo sabré hasta que vaya ahí y toque la puerta —salió del automóvil, ni siquiera sintió la necesidad de que Happy abriera la puerta o cualquier otra cosa parecida.

Abrochó el botón intermedio de su saco, encaminándose a la gran puerta del Sanctum Sanctorum.

Una vez ahí, frente a ella, relamió sus labios. No sabía por qué estaba en aquel lugar, ¿y con qué necesidad u objetivo?

Tocó la puerta a como es común, después de unos minutos, seguían sin atender. A decir verdad, ni siquiera escuchaba pisadas dentro o cualquier otro ruido que delatara el que nadie atendiera.

Rodó sus ojos en desesperación y tomó la perilla, iba a girarla haciendo antes una presión pero, la puerta se abrió lentamente. Se adentró sin dudarlo dos veces.

El santuario estaba bañado en oscuridad, a penas y la luz de fuera del lugar podía entrar y alumbrar. Pero fue inútil cuando una vez Tony ante las escaleras, la puerta se cerró, sobresaltando al hombre de hierro.

—Magia —musitó Tony, desinteresado, comentando con obviedad—. Tenía que ser si estoy en un...¡WOAHHH! —Interceptó su persona una especie de prenda que salió de la oscuridad a los extremos de las escaleras.

Le enrolló, deteniéndole el caminar y cualquier movimiento con las manos, sin embargo, aún podía hablar.

—Ah, eres tú —escuchó Tony una voz que venía desde, igualmente, algún oscuro extremo de la gran casa.

Tony comenzó a sentirse incómodo respecto a cómo le tenía aquella prenda.

—...suéltalo —indicó Doctor Strange a su capa de levitación, esta soltó a Tony Stark y regresó a la espalda del hechicero—. ¿Alguna buena razón para entrometerte en el santuario sin ningún permiso? —preguntó al multimillonario, quien tomaba aire para recobrar el aliento ante tan inesperados movimientos.

—La puerta estaba abierta —pronunció a penas Tony, notando que el hechicero suspiró en molestia cerrando sus ojos un par de segundos.

—Wong —nombró Strange, descontento—. La semana pasada dejó la estufa encendida y casi se incendia el santuario. He pensado en su reemplazo, pero es mi mejor amigo y su lealtad a este trabajo es completamente admirable.

—¿Wong es tu...? —Tony dudó, arrugando su nariz. Recordó lo que Banner afirmó sobre la sexualidad del hechicero supremo. Entonces, Doctor Strange frunció el ceño, trataba de comprender lo que Stark quería decir—. ¿Amigo, o, algo más que...?

—Um —expresó Stephen Strange con un poco de volumen alto—. Wong es amigo y fiel sirviente al santuario, es mi compañero laboral y estudiante en lo que llamamos las artes místicas. ¿Wong debería ser algo más que eso?

—No, claro que no. Solo decía —contestó Tony, relajándose completamente, cruzándose de brazos. Notaba que el hechicero no se hallaba de la misma manera: mantenía la guardia.

—¿Por qué estás aquí, Stark?

—Esa es una buena pregunta, doc —relamió sus labios, preparándose para dar una respuesta totalmente improvisada—. Pero para serte sincero, ni siquiera sé para qué vine. Acabo de tener una mala cita y, bueno, teniendo tiempo libre pensé que sería bueno visitarte. Fuimos compañeros de batalla, así que —se encogió de hombros.

I'M NOT GAY! | IRONSTRANGE, MARVEL (YAOI) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora