The end

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Las puertas volvieron abrirse, dejando que el sonido del metal oxidado llenara el pequeño y sucio cuarto, la luz cegadora le obligó a apartar su mirada de la puerta, pero pudo escuchar unos pasos acercarse a él y luego el golpe de un cuerpo siendo tirado al duro suelo, rápidamente intentó llegar al menor. Los cabellos rubios de Naruto cubrían parte de su hermoso y joven rostro, pero podía darse cuenta de las marcas de golpes en su cuerpo y rastros de sangre seca, mordió con fuerza su labio inferior, intentando mover sus cadenas para acercarse al menor, necesitaba saber si estaba consciente, si el bebé estaba bien.

-No te preocupes. -Los tacos de la mujer empezaron a moverse en círculos por la habitación, la pequeña y alta ventana, era la única fuente de luz, la luz blanca de la luna dejaba ver poco, pero lo suficiente para ver donde se encontraba la mujer y escuchar el suave respiro del doncel. -Los golpes no fueron propinados en su vientre.

Alzó su rostro para ver el rostro de la mujer, no recordaba demasiado de aquella época, pero podía recordar sus cabellos negros con un tinto azulado, su piel blanca como la leche y sus ojos negros, negros y sin vida, podía rememorar la mirada que había recibido de su madre cuando le vio por última vez, prometiéndole volver, no podía decir que la amaba o que había dejado de amarla, tan solo una parte de su cerebro borró todos sus recuerdos, siendo opacados por su padre, su hermano y el resto de su familia.

Pero una parte de él podía recordar el perfume que usaba, sus cabellos largos y negros, recordaba los trajes costosos que le gustaba vestir, desde la punta de sus pies hasta el último cabello y como odiaba cargar a un Sasuke lloroso, o simplemente ensuciar sus ropas cuando el menor le pedía jugar con ella, frunció su ceño al verla caminar por la sucia cárcel, casi como si no le preocupase ensuciar sus lustrosos zapatos, ella no había pensado en Sasuke, quien aún era demasiado pequeño para entender el por qué su madre se había ido.

Sus ojos negros no perdían el movimiento ágil de la mujer, pero tampoco podía reprimir las ganas de querer escupir todo lo que pensaba.

-¿Qué está pasando? -Su voz había salido ronca y le dolía a la hora de hablar, pero necesitaba entender porque ella se encontraba en aquel lugar. -¿Por qué estamos en un lugar como este?

-Le dije a Kushina que no se metiera con ustedes. -Mikoto caminó despacio hasta su hijo, y acarició su mejilla, sintiendo como la barba picada entre su piel. -Pero siempre han querido verse como unos superhéroes.

-¡Esas personas lastimaron a un doncel! -El golpe no duró en llegar a su mejilla, era la primera vez que sentía un golpe por parte de ella, pero aquello había dejado de importarle, como el hecho de llamarla madre.

-¡Fue un doncel quien destruyó a mi familia! -Aquella noticia no le parecía tan descabellada, se había enterado de que su padre había estado enamorado de un doncel mucho antes de casarse, pero no creía que aquella persona tendría algo que ver en la separación de sus padres. -Él lo va a pagar muy caro.

-Vendrán por ti. -Mikoto limpió sus delicadas manos con un trozo de tela, podía sentir la mirada fría y calculadora analizándolo. -Y permanece segura que te matará.

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Caminó por los largos pasillos como si fuese la propia dueña del lugar, recordando los años que estuvo enamorada de aquel varón de ojos negros, Fugaku, siempre lo había amado desde que lo vio por primera vez, sabía que él no se había dado cuenta de su presencia, por andar riendo con el doncel de cabellos dorados, y sabía que llamar la atención del moreno iba a hacer una tarea muy ardua.

Nobody say it was easyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora