CAPITULO 13 UN DURO DESPERTAR I

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CAPITULO 13 ¿CECIL, GERALDINE O HELGA?

VERDAD A MEDIAS

Cuando las personas se encuentran en situaciones al borde de la locura, siempre pueden encontrar también la cordura, pero ¿hasta dónde estás dispuesto a llegar por una absurda mentira?

¿Cuánto odio puede albergar un corazón y hasta donde puede hacer llegar a una persona? ¿Cómo puede hacerse para apagar tal fuego del corazón?

El mirar en tus ojos puede devolver la luz a mi mirada.

Mirando más allá del caparazón duro y frio podría encontrar la llama que encenderá tu corazón y hacer reaccionar tu ser.

A.P.S

El rubio estaba algo desorientado, su cabeza le dolía mucho, sentía el cuerpo pesado y por supuesto sentía las manos entumecidas y los tobillos también, algo le estaba cortando la circulación, abrió lentamente los ojos tratando de enfocarlos un poco hacia algún punto pero todo seguía oscuro.

Aparentemente o estaba en un cuarto sin luz o estaba ciego.

Sintió algo a su lado moverse. Pero no podía levantarse.

-Auch –Susurro el rubio sintiendo la cabeza estallar al tratar de levantarse.

-Viejo –Gerald también se movió a su lado

-¿Gerald?

-¿Qué es lo que paso? No entiendo nada, no comprendo porque Mary...

-Gerald tranquilo, primero debemos saber, que.... ¿qué es lo que pasa?

-Pero es que...

-Tranquilo por favor confía...Gerald no nos pasara nada

-No hagas eso Arnold ¿Qué no estás viendo estamos atados? ¡Hermano! Y con dos viejas locas –Susurro alterado

-¡¿a quién le dices vieja loca tarado?!

Arnold se sobresaltó por la voz pero no le dio tiempo de decir nada ya que en ese momento se prendió la luz cegándolo por un momento, trato de enfocar su vista pero lo único que vislumbro fue una cabellera negra pasar por su lado hasta postrarse donde seguramente estaba su amigo.

-Rhonda por favor –Susurro débilmente una rubia que estaba en el suelo seguramente porque se escuchó un golpe en el suelo

-Esto se pondrá mejor, Víctor llévenlos a la sala.

-Claro

-Pero...

-Vamos tú también

Sintió como lo levantaban del suelo y lo llevaban a rastras hasta otro cuarto que era suponía la sala.

Una vez ahí lo tiraron al suelo junto a otro bulto y una rubia fue arrojada al sillón donde la pelinegra se sentó.

Sonriendo junto con otro joven que sabía perfectamente bien quien era.

-¿Qué...que?

Gerald no comprendía, ¿Era Rhonda?

-¿Víctor? –El rubio le miro con molestia, pero observo a la rubia en medio de ellos con algo de confusión, ¿Cómo era posible?

.

.

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Phoebe miraba con preocupación hacia la entrada de la casa de huéspedes, no sabía si había hecho bien o mal, pero no podía solamente valerse con la buena voluntad de los demás y aunque le dolería ella ya no podía apostar por Helga, porque no sabía si seguía algo de la vieja Helga que alguna vez fue su mejor amiga.

ENTRE EL AMOR Y EL ODIO SOLO HAY UN PASODonde viven las historias. Descúbrelo ahora