Que rompieron

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Jimin

Estoy a la orilla del río, miro hacia el otro lado del extenso rio que baña las colinas y no encuentro salida. No, no es la salida a este lugar. Es la salida a este embrollo a lo que me refiero. Deje a Yoongi atrás, no puedo con esto. No puedo con mi consciencia, he dejado a mi amado a merced de los malos y, si sigo por este camino, sé que jamás me perdonare.

Estuvimos tantos años lejos, me han arrancado tan cruelmente de él que siento que si lo dejo ahora, no me salvaré, sino que me perderé en un abismo de dolor hasta mi muerte.

Y ciertamente moriré de igual forma porque también tengo la certeza que enfrentarme a los cazadores del pueblo terminará por matarme. Los conozco, sé de lo que son capaces. Los he visto todos estos años volver con decenas de cuerpos de animales desmembrados, abiertos desde el hocico hasta la cola. Mutilados totalmente. Más de un loco sanguinario se ensañaba con la matanza y terminaba haciendo colgantes con sus colmillos, disfrutaba de sacarle los ojos y los exhibían como coronas de vencedores en las puertas de sus casas.

Antes de que esos pensamientos llegaran a un punto de culminación, mis pies ya estaban corriendo de nuevo al lugar donde había dejado a Yoongi. Me animo a mi mismo a correr más rápido, no quiero pensar en la tragedia, no quiero ni siquiera imaginarme lo que podría haber pasado con mi lobo este tiempo en el que estuve huyendo.

Maldito sea, nunca tendría que haberme alejado tanto. Tendría que haberme negado cuando Yoongi me pidió que me fuera. Mi lugar es a su lado, y si he de morir tiene que ser sujetando su mano, evocando nuestro último aliento juntos. Después de todo sé que sin él, la vida ya no sería vida, terminaré vagando en penumbras por estos bosques tratando de recuperar una parte de mi chucho que me fuera arrebatada.

Mis pulmones queman, la garganta raspa cuando trato de tomar bocanadas de aire para hacer que mi sistema siga funcionando, que no me deje. Sé que estoy cerca cuando escucho el grito infernal de los cazadores que quiebra el aire a la orden de la caza.

–Resiste Yoongi, por favor huye lejos – quiero que mis pensamientos lleguen a él. Quiero transmitirle mis fuerzas y mis deseos de que se salve

Un disparo como un trueno en medio de la tormenta me aturde, mi corazón se detiene por un momento antes de que las lágrimas se arrebaten por mis ojos.

Mierda, mierda, mierda.

Lo perderé. Y no quiero, no quiero quedarme sin él. Lloro como un maldito cobarde, pero no es de miedo a que me pase algo. Es el miedo palpable a quedarme solo en este mundo, miedo a no poder ver los ojos brillantes de Yoongi nunca más.

Mis pies también queman pero antes de rendirme recuerdo que es lo que me hace correr.

El amor

Lo amo. Amo a Yoongi como si el universo entero se hubiera encargado de hacerlo para mí y a mí, de moldearme para él.

Llego.

Mi corazón se destroza cuando mis ojos ven el mar de sangre debajo del cuerpo de mi lobo. Siento mis rodillas temblar cuando diviso a Yoongi colgado de sus patas traseras, sus fuertes tobillos empuñados por esa cuerda de mala muerte con la que lo ataron. Su cuerpo se mece lentamente empujado por el viento malagüero. Un hilo de sangre cuelga de su hocico y la tragedia me golpea el rostro. Pero me abstengo de llorar, antes que eso, observo la escena.

Siwon tiene un cuchillo en la mano y detrás de el un cazador apunta con una escopeta al cuerpo de mi amado. Me precipito sobre ellos aun sabiendo que soy un pequeño hombre sin fuerzas como para causarles aunque fuese un rasguño. Corro con todas mis fuerzas, las lágrimas abandonándome de una vez por todos y el grito maldito de mi garganta que se libera con furia y dolor, mi puño se incrusta en el pómulo de la persona que creí todos estos años, que era mi tío. Lo odio.

Se ríe de mí, esa risa macabra que se burla de todo esto.

–Miren a quien trajo el viento – Se burla – ¿Vienes a sepultar el cuerpo de este apestoso animal? Solo por ser tú, te dejaré hacer los honores – Saca de su tobillera, bajo el pantalón, una faca que me entrega – Despelléjalo

Quiero matarlo. En mi mente solo puedo ver la oscuridad del odio que se apodera de mí. Eso es todo, si voy a morir de alguna manera que sea usando todas mi fuerzas tratando de destruir aquello que me robo todo. Voy a arremeter una vez más cuando escucho el llanto lastimero provenir del cuerpo de mi Yoongi.

Mis ojos se llenan de lágrimas, pierdo la cabeza y corro hasta caer de rodillas frente a su cuerpo mutilado. No sé por dónde tocarlo, mis manos tiemblan y me desespero por tomarlo y sanar sus heridas. Solo puedo murmurar palabras para tranquilizarlo, le aseguro que todo estará bien, que sanará y que voy a liberarlo aunque no tengo idea de cómo lo haré. Solo sé que cuando logre curarlo, lo voy a llevar lejos. Sí, no volveremos a casa, construiré un nuevo hogar para nosotros dos, muy lejos.

–Tranquilo amor mío, voy a sacarte. Te voy a liberar y todo estará bien. Ya verás que si... – Siento mi voz quebrarse, mis manos ya están llenas de sangre y aun no lo he tocado.

Me pongo de pie, me estiro tratando de alcanzar la cuerda. Escucho cómo mi lobo llora, es bajo y lastimero pero me incita a seguir. Su lomo sube y baja lentamente, respira.

No puedo desatarlo, los cazadores se aseguraron de que no se pudiera liberar. Me desespero, recuerdo el cuchillo. Me doy vuelta para buscarlo de las manos de Siwon.

Un golpe.

Mi vista empieza a nublarse, un dolor certero en mi cabeza me aturde y dejo de escuchar, de repente no soy consciente de nada. Un líquido caliente se desliza por mi mejilla. Mi último pensamiento es mi lobo, majestuoso y galante besando mis labios.

Un aullido rompe la barrera del silencio y caigo. No sé nada más. 

–Yoongi... – Susurro en un suspiro

Pierdo el conocimiento.

××

Volví 😁

¡Cómeme mejor, lobo feroz! • YoonMinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora