Capítulo 10

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2:45 p.m. 

Wos

Estaba terminando de peinarme la ola, ya que faltaban 15 minutos para la cita. Cuando terminé de peinarme agarré mis cosas y me dirigí a su puerta. Toqué la puerta y al minuto se abrió dejando ver a una Iris envuelta en una toalla y con gotas resbalando por su cuerpo. 

-¿Quieres que te preste algo ropa? -dije riendo. Ella me pegó en el brazo y me fijé en que se había sonrojado.

-Idiota. -Me dejó entrar y me senté en su sofá, mientras que ella se había a su habitación para vestirse. 

Diez minutos después apareció Iris ya vestida, con el pelo húmedo resbalando por sus hombros. Llevaba un jean negro y un básica del mismo color. Al principió no me había fijado en los calcetines que llevaba puestos, pero al mirarlos con más atención vi que tenían dibujos de elefantes, eso me hizo recordar a un vídeo que había hecho hace un tiempo.

 Vi como Iris se disponía a llamar y la paré, para decirle que mejor llamáramos al bar en el que yo trabajaba. Después de hacer nuestro pedido nos sentamos en la isla de la cocina y estuvimos hablando. Me fijé en que tenía un tatuaje en su cuello. Cuando ella se dio cuenta de que mi mirada estaba en ese lugar se lo ocultó con el pelo. A pesar de que mi curiosidad había aumentado no pregunté para evitar momentos incómodos.

30 minutos después la comida llegó y nos pusimos a comer. Durante la comida estuvimos hablando, aunque a veces yo me distraía mirando su tatuaje. Ella pareció notarlo, pues de un momento a otro dejó y se me quedó mirando fijamente.

-¿De verdad quieres saber qué es? -Su pregunta me inquietó y no estaba seguro de qué responder. Lo pensé varios y al final me decidí.

-Si de verdad me lo quieres decir...Sí. -Iris se recogió el pelo y, lo que antes veía como una mancha de color negro, tomó forma. Iris no me dijo nada, simplemente cogió mi mano y me hizo levantar, para luego dirigirme a su habitación.

En su habitación, Iris me hizo sentar en su cama mientras ella abría el armario, de este sacó una caja. Ella se sentó junto a mí y empezó a sacar fotos en las que pude identificarla a ella con un niño menor que ella. Cuando me giré para mirarla vi una lágrima rebelde recorrer su rostro, no entendía muy bien el porqué, a pesar de que la situación me daba una pista de qué podía estar pasando por su cabeza, acerqué mi mano a su cara para retirar esa lágrima. Nos miramos fijamente y casi sin darnos cuenta la distancia entre ambos iba desapareciendo.


Tras la pared| WosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora