♡ ¡ Confort ! ♡

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Venía escondiéndose un buen rato entre los árboles, los arbustos, lo que fuera necesario para que los humanos que iban pasando no lo vieran.

El bosque solía ser tranquilo, incluso con la gran cantidad de animales que habitaban por ahí, pero este día habían varios turistas —lo supuso por las cámaras y su acento—, que iban recorriendo el lugar con emoción.

Ni siquiera las serpientes o los demás animales pudieron ahuyentar a las personas.

El pie grande anteriormente se hallaba en su lago, en paz, hasta que oyó voces y se ocultó en donde podía.

No se sentía seguro allí, por lo que sin mucha duda decidió ir al lugar más cercano del cual disponía.

La cueva de los osos.

~

Oyeron un golpe en la puerta mientras almorzaban.

Pardo la abrió y vio un arbusto.

—¿Pero qué...?

—Shhh. Soy yo.

—¿Charlie?— Éste entró sin decir más y cerró la puerta. Cerró las cortinas y se sentó, recargado en la pared, jadeando incosistentemente.

Los otros dos aparecieron y el trio se acercó con cautela al grisáceo.

—¿Qué pasó?— Cuestionó Panda.

Charlie lo miró.

—La gente... La gente caminaba por el bosque y tomaban muchas fotos...

—¿Las serpientes no...?

—No, ellos no se van, ¡No se van! ¡No puedo tener paz ni en mi propio hogar!— Escondió su rostro en sus manos.

Los osos lo miraban con pena.

—Amigo, puedes quedarte todo el tiempo que necesites.— Pardo lo abrazó. —, Ellos no te van a ver.

—Polar no dejará que lastimen a Charlie.— El menor también lo abrazó.

Panda no sabía que hacer.

—Eh.— Se sentó al frente para hablarle al pie grande, el cual reveló su rostro. —, Charlie, no permitiré que te descubran, ¿recuerdas esa vez que jugamos baloncesto y esos chicos casi te delatan? Ninguno te dejó solo, yo no te dejaré solo, ¿me oíste? He llegado a ser un tonto contigo, pero te aprecio, en serio.

El grisáceo tenía sus ojitos brillantes.

Polar y Pardo no habían mencionado nada.

—Nosotros nos vamos.— Los otros dos no perdieron cuidado en ello.

—Ven.— Panda se llevó a Charlie a su habitación.

Sin más motivos que para abrazarlo con más comodidad, entre los peluches que tenía el bicolor en su cama.

El pie grande se permitió sollozar entre los brazos del oso.

Había intentado disipar la angustia, el miedo, la desesperación que sentía cada que pensaba que alguien que no fuera de su confianza lo mostrara frente al mundo.

Es que no era normal ante el ojo público, eso lo tenía muy claro. Era terrible notar como varios escalofríos se pasaban por su cuerpo cuando veía una cámara apuntando a su dirección. Se supone que él era un espíritu libre, sin embargo esa libertad peligraba con ese seguimiento hacia él.

Era un mito para la humanidad, prefería seguir con ese estatus.

Panda se quedó en silencio, permitiéndose acariciar levemente a Charlie.

Mentiría si dijera que no le inquietaba tener al contrario de esta forma, vulnerable, sin su sonrisa cotidiana, sin su jovialidad e inocencia.

Curioso, el oso anhelaba ser popular, estar entre las mayores tendencias, contrastando con el pie grande, que estaba más cómodo en el anonimato.

¿Se preocupaba? Claro que si.

Igual que el primer día que se conocieron, Charlie era un completo extraño, pero algo en su interior le dijo que no podía abandonarlo a su suerte cuando esas personas llegaron a su cueva en cuestión de minutos.

No habían hablado por un tiempo, no era demasiado primordial.

Ya llegaría el momento, pero mientras tanto, ambos irían cerrando los ojos y se dormirían, aún juntos, aún con el ambiente silencioso y tranquilo que a ninguno molestaba.

𖥦  ٭࣭ . ‹ 🌷 › 𝑆𝑂𝐹𝑇 𝑇𝐻𝐼𝑁𝐺𝑆! 𓍼 ꒰ᴘᴀɴʟɪᴇ꒱ .  ‧ ˎˊ◌Donde viven las historias. Descúbrelo ahora