FRANK

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 Ω Ω Ω Ω Ω NOTA DE AUTOR Ω Ω Ω Ω Ω

Si has llegado hasta esta parte, GRACIAS por leer esta historia. Gracias por la paciencia que han tenido esperando la actualización. Gracias por ser fieles lectores y recomendar esta historia. Gracias por los comentarios, me han dado mucho ánimo para continuar hasta el final. Han ocurrido muchas cosas que me obligaron a dejar en hiatus por mucho tiempo  Luna Menguante, pero ya estoy de regreso, espero poder actualizar a un ritmo más constante.

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FRANK


Frank se encogió en el sofá y se abrazó. Esperando. Observó el reloj marcando lentamente segundo a segundo. Agudizó el oído.

Solo el viento, y el sonido de la respiración acompasada de Devon su pequeño dormitorio. Suspiró. Nada. Ninguno de los beta, los delta o Jace.

Jace. Sintió un escalofrío solo con pensar que su pareja se había marchado de nuevo a buscar a la manada invasora, mientras él tenía que quedarse a hacer su mejor papel de niñera. Agradeció que Devon se hubiera mantenido al margen, que se hubiera refugiado en el silencio, leyendo o tejiendo.

Tejiendo. Aquello fue extrañamente surrealista. Y si Frank lo pensaba bien, parecía tener sentido.

Devon había comenzado a preparar el nido. Frank apoyó el mentón sobre las rodillas preguntándose cómo se sentiría cuando naciera el cachorro. Sintió escalofrío.

"Un cachorro lo cambia todo. Jace y yo..." Sacudió la cabeza. No quería pensar en eso. No cuando la manada había recibido una declaración directa de guerra.

"Había que tener pelotas para hacer enojar a Jace". Frank cerró los ojos. Sus párpados estaban tan cansados, como los nervios destrozados.

Los cuerpos mutilados de los animales formaron un círculo alrededor de la casa de la manada. Y los delta que siguieron el rastro de la sombra regresaron minutos después para informar que las huellas de la criatura simplemente se habían desvanecido. Jace y el resto de la manada convocaron una reunión de emergencia con el resto de la manada y se marcharon.

Regresaban para comer y ponerse al día, descansar el tiempo necesario y de nuevo se marchaban a buscarlos. Frank quería ir con él, se lo había pedido, pero Jace no se lo permitió. Era su pareja y la quería a salvo en casa, cuidando de Devon. Frank abrió los ojos, solo un minuto desde la última vez que lo miró, de nuevo cerró los ojos.

Fue uno de esos microsueños de cinco minutos. Cuando Frank abrió los ojos y comprobó el reloj, solo notó que el tiempo seguía corriendo lentamente. Doce horas, y todavía no habían regresado.

Frank estiró las piernas. Incapaz de tomarse un descanso, dejó el sofá y fue a limpiar la despensa por tercera vez. Sentía que si no ocupaba las manos en algo, terminaría trepando por las paredes.

El sonido de pisadas lo paralizó durante un par de segundos. Cerró los ojos y se concentró, olfateó, pero no llegó ningún aroma desconocido.

Quizá solo se trataba de su imaginación.

Tap.Tap. Tap.

"Algo está mal".

Subió corriendo la escalera y abrió la puerta de la habitación de Devon.

LUNA MENGUANTEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora