JACE

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Frunció las cejas y apretó los labios, después tuvo ganas de reírse al caer en cuenta de lo tonto que resultaba enojarse con alguien que dormía profundamente, porque Devon estaba roncando en ese preciso momento.

Con toda la delicadeza que podía mostrar lo levantó en sus brazos y lo metió en el interior de la camioneta para llevarlo de regreso a casa, pero antes iría a buscar a Nathan, pensaba que el viejo lobo tendría las respuestas a las preguntas que Devon no respondió.

Tener tanta fuerza bruta era un problema, un movimiento ligero arrancó la puerta de la camioneta, pero eso era lo de menos, podía aprender a controlarlo como aprendió a dominar sus otros dones de hombre lobo. El problema real estaba en la ansiedad que se estaba comiendo sus entrañas, su lado salvaje despertó de súbito y le estaba costando mucho mantener las garras y colmillos ocultos. Temía perder el control de su cuerpo y cometer quien sabe qué tipo de atrocidad. Jace estaba seguro que ese "despertar" estaba relacionado de alguna manera con el Moon river, con el traspaso de energía que Devon le entregó a través del sexo durante la luna llena.

Miró a Devon de reojo y suspiró con algo de cansancio. Una parte de él se alegraba de que el omega durmiera profundamente porque todavía no estaba listo para hablar de lo que ocurrió entre ellos. Cuando el sexo terminó Jace sintió que debía retirarse porque no soportaba el malestar que le causaba la situación, así como el tener que cumplir con un deber impuesto por siglos de tradiciones y el juego del poder. Tampoco estaba listo para volver con Frank, no podía ver los ojos de su pareja después de haber compartido algo tan íntimo como su cuerpo con alguien más.

Pensó en eso y muchas otras cosas más mientras tomaba un baño. Frotó contra su cuerpo la esponja tantas veces como pudo, hasta que la piel se enrojeció y ardió. Se sentía sucio por haber compartido su intimidad con alguien ajeno a sus sentimientos. No es que no quisiera a Devon, había aprendido a aceptarlo como una parte importante de la manada, a reconocerlo como una persona especial, a apreciarlo por su valía y respetarlo por su carácter recio; pero ese sentimiento no era amor. Su corazón, mente y alma estaban con Frank, le pertenecían a su pareja, no al omega. También se sentía sucio por haber roto el acuerdo con Devon, si de él dependiera le daría la libertad que merecía y dejaría que se marchara, pero estaba atrapado y aunque fuera el alfa de la manada había un orden natural que debía respetar.

Estuvo parte de la noche rumiando ideas, imaginando cómo sería su vida a partir de esa noche: ¿Serían así todas las noches de luna llena? ¿Se acostumbraría al sexo con Devon una vez al mes para impregnarlo? ¿Cómo lo llevaban los otros alfa?...

Dio vueltas por la cabaña y finalmente se sentó en el pórtico a contemplar las estrellas, pensando y pensando, buscando la manera de encontrar la paz consigo mismo; buscando la forma de pedirle a su conciencia que cerrara el pico y dejara de atormentarlo.

"Si al menos fuera un alfa pervertido lo habría disfrutado, pero no soy ese tipo de persona. Solo puedo pensar en Frank y siento que he hecho mal". Pensó dando sintiendo la caricia del frío viento nocturno contra su rostro.

Sin darse cuenta entró en el mundo de los sueños, sus ojos se cerraron pesadamente prisionero del cansancio emocional, su cuerpo no quería moverse y sin importar que estuviera a la intemperie se quedó quietecito. Minutos después abrió los ojos: "Será mejor que vuelva al interior de la casa, si continúo en esta posición mi cuello va a encalambrarse" ―Pensó intentando ponerse en pie.

El aire estaba enrarecido, porque el clima parecía extraño, seco, diferente. Dio un par de pasos hacia el interior de la casa y sintió un extraño tirón en sus extremidades inferiores, como si los pies se hubieran pegado al piso. Cuando volvió la mirada hacia atrás, una mueca de horror se dibujó en su rostro al ver su propio cuerpo tendido en el pórtico de la cabaña.

LUNA MENGUANTEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora