Capítulo 17: Sin razón ni medidas

149 18 1
                                    

—Buenos días, dormilón—saludó al menor que apenas despertaba.

—¿Dónde estoy?—parpadeó un poco y miró al de cabellera alborotada. Se aferró a su cuello, desconcertándolo.

—¿Qué ocurre?

—No quiero separarme de ti nunca más—tomó aire—. Sé perfectamente que gran parte de la culpa la tengo yo, pero no puedo vivir sin ti.

—Ya no nos separaremos—le dedicó una dulce sonrisa antes de abrazarlo protectoramente.

La realidad era que Goku, a final de cuentas, no se sentía completamente libre para decirle sus sentimientos. Tenía esa ligera sensación del asunto pendiente. Y sabía perfectamente cuál era. Tenía una cosa qué hacer antes de poderle decir esas dos palabras que amenazaban siempre con salir de su boca.

—Tenemos que ir a clases—el menor gruñó.

—No quiero...

—Anda, no quiero volver a estar solo en el aula—besó su cabeza—. Tú tenías a tu amigo, pero yo... yo me encontraba solo. Y no hacía otra cosa que pensar en ti.

—Perdóname.

—No te estoy reclamando, sólo te pido que vayas a clases conmigo y me alegres el día con tu presencia—le besó la punta de su nariz—. ¿Vas conmigo?

—Sí.

***

La semana transcurrió de forma tranquila, ambos chicos estaban disfrutando de su amor esta vez sin dificultades ni problemas. El haber sufrido tanto por la ausencia del otro les ayudó a reconsiderar todo antes de iniciar una discusión, por lo que los problemas se volvieron nulos.

Sin embargo, para el resto era historia diferente. Gogeta siguió dando las clases de forma normal, pero evitaba a toda costa el cruzar miradas o palabras con Gotenks, llegando al extremo de que si el menor tenía una duda con respecto a su clase, el adulto sin verlo le decía que preguntara a sus compañeros "porque ya había dado la indicación".

Entendía perfectamente el porqué de su actuar, y aceptaba la responsabilidad de ello. Sin embargo, el disculparse no era una opción, ya que él no tenía por qué lamentar sus sentimientos. Hubiera sido peor engañarlo y estar con él cuando su corazón le pertenecía a alguien más. Y aunque fuera una opción, no solucionaría nada. Lo hecho, hecho está; y no podría cambiarlo.

Sin embargo, su principal preocupación, y no porque menospreciara a Gogeta, era Vegetto. El castaño llegaba a ser un poco rebelde, y no le sorprendería que de vez en cuando quisiera darse un tiempo libre por lo hastioso que podían ser las clases para él, ya que de cocina sabía suficiente por las enseñanzas de Gogeta, ¿pero faltar a clases una semana entera? Eso era mucho incluso para él.

Quería pensar que el chico se encontraba entrenando para su futura competencia, pero en el fondo le parecía muy extraño. Incluso estaba considerando el ir a verlo a su habitación para cerciorarse de que estuviera bien.

En estos momentos se encontraba hablando con Hiroshi en la cafetería a la vez que almorzaban, distrayéndose un poco de esa inquietud que tenía desde hace rato.

—Me alegra que hayan solucionado todo. Por favor, haz que duren las cosas así—mencionó el castaño antes de meter una papa frita en su boca.

—Sí, lo haré...—sonrió un poco burlón—. ¿Cómo te va con la cerecita desteñida? Sabía que le gustabas.

—Bah, es muy molesto—jugó con la pasta con su tenedor—. Es un completo posesivo, celoso, manipulador... Anoche yo leía mientras él estudiaba, cuando terminé me acomodé para dormir, y cuando él terminó de estudiar invadió mi cama. Me abrazó toda la noche con fuerza, aún tengo sus manos marcadas en mi abdomen.

Mi dulce ángelDonde viven las historias. Descúbrelo ahora