After High School[AU][YUUVIC][OMEGAVERSE]

Capítulo 9: Él corrió tan lejos como pudo

Advertencias: +18 por mención de temas fuertes y delicados en el pasado de ASOM por temas serios para cerrar tramas. Contiene temas muy sensibles que deben ser leídos con cuidado. 

Seung Gil cerró el teléfono y se puso en marcha hacia la mansión Romanov en Rusia por encargo de Nilova. Él tenía todo listo, pero debía terminar una conversación pendiente con un viejo amigo antes y decidir qué hacer.

Al llegar a la mansión, Seung Gil tocó el timbre y una hermosa omega de cabellos negros y ojos verdes le abrió.

—Seung Gil, pero que sorpresa —dijo ella con una leve sonrisa—. ¿Viniste a ver a alguien en especial? Nilova no ha vuelto luego de su divorcio.

—Sí. Vine a ver a... Ian Romanov —dijo él con una cara bastante seria, como era de esperarse—. Precisamente vengo a hablar de su hija, dado que ella me ha enviado por un recado importante, uno en el que debo hacer un par de trabajos importantes.

La chica se quedó realmente asombrada y no dijo nada, es más, ella solo dejó entrar a Seung porque ya era asunto de su padre y de él de lo que tenían que hablar.

Seung entró y supo que había algo extraño. Era extraño que Ian tuviese a una omega cerca de él, bueno en realidad esa omega tenía diecisiete años. Se llamaba Angelik según le había dicho Ian. Solo el viejo conocía el pasado de ella, uno del cual Seung estaba realmente intrigado.

—Está en el despacho —le indicó ella mientras cerraba la puerta y lo guiaba hasta ese lugar.

—Gracias, señorita —dijo Seung.

El Romanov abrió la puerta cuando la tocó.

—Hola, Angelik y...—miró al coreano—, Seung.

Seung hizo silencio y le hizo una reverencia con la mano en el corazón, de hecho, le mostró una sonrisa genuina.

Ian entendió a Seung y era mejor que hablaran a solas a puertas cerradas.

—Angelik, necesito que vayas a preparar mis maletas porque tengo que irme de viaje esta noche —pidió Ian con una suave sonrisa.

Aquel día él estaba extraño y ella lo notó. Olía diferente a otros días. Debía ser su nueva colonia, aunque ya la había sentido antes. El aroma del señor Ian varía mucho y eso era lo más extraño, pero prefería callarse.

Ella hizo una reverencia en silencio y le dedicó una sonrisa leve yéndose a preparar sus maletas.

Cuando Seung y él se quedaron solos, el Romanov cerró la puerta al instante.

—Seung...

—Ian...

Sí, el señor Ian era su viejo amigo con quien iba a hablar y saldar cuentas pendientes.

—Ya lo sé todo —dijo el Romanov. Le dolía la cabeza.

El hombre solo tomó asiento en su silla e invitó a Seung a sentarse frente a él. Una vez solos, la conversación empezó.