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Joel

Mi misión es alegrar a Erick, alejarlo de todos aquellos pensamientos negativos que lo persiguieron por más de dos años. Y sinceramente no me importa dónde esté, o lo que deba de hacer, con tal de lograr que el ojiverde sonría.

Me siento perdidamente enamorado, y es realmente bonito, como Erick.

El ojiverde me mira atento con una sonrisa, puedo ver el hoyelo que se forma en su mejilla y sin duda alguna me hace feliz.

Suelo prestarle mucha atención a Erick, la mayor parte del día lo hago. Todas las mañanas se despierta directo para bañarse, y por más que me discuta a mí por quién hace el desayuno, sé que lo hace feliz el hecho de como lo trato. También me dí cuenta que las peleas suelen afectarle, y más cuando se trata con personas que quiere, como Chris y yo.

Podría definir a Erick como una luz, una persona fuerte, que por más que piense que no puede, nunca se rinde. Aquella luz que tiene él es única, es realmente especial, se peleará con algunas personas, sí, pero cuando las mismas necesitan ayuda, él es el primero en brindarla.

Sin duda alguna el mundo no merece personas como Erick, pero me alegra que existan, porque nos iluminan a todos.

Lo abrazo por la espalda y escucho su risa, la misma llega como una linda melodía, nunca me cansaré de decirlo, pero Erick es quien me hace verdaderamente feliz.

—¿A dónde iremos, Joey? —Pregunta aún sonriente, dejo un beso tierno en su mejilla.

—Ahora lo descubrirás, bebé —Respondo, a lo que él asiente.

—Siempre dices lo mismo —Admite.

—Porque tú siempre preguntas lo mismo —Erick ríe.

—Tienes razón.

Llegamos ambos al estacionamiento entre risas, como es ya costumbre le abro la puerta del copiloto a Erick, logrando que el mismo simplemente sonría.

La rutina en el viaje siempre es la misma, encendemos la radio y comenzamos a cantar las canciones que se reproducen. Verlo cantar es lo más bonito que me ha pasado, y quiero que eso nunca acabe.

Freno enfrente al museo, Christopher me dijo que a Erick extrañamente le gusta aquel lugar, por lo cual no dudé en traerlo aquí.

Bajamos del auto y puedo notar lo emocionado que está, en su rostro solo hay felicidad, pero en sus ojos puedo notar algo más... nostalgia.

—Algo me dice que fue Christopher quien te mencionó de este lugar —Dice Erick, asiento mientras río—. ¿Te dijo la razón?

—Nop —Respondo, él asiente.

—Nick me trajo una vez aquí, y cada vez que estaba triste por su partida venía a este lugar, me hace sentir como más unido a él —Explica el ojiverde, por lo cual entrelazo nuestras manos con una sonrisa.

Me pasa exactamente lo mismo, pero con un lugar distinto, yo siento que el acuario me une a Nick, ya que viví muchos momentos lindos allí.

No conocía aquello de Nick, no sabía que le gustaba el museo, siento que Erick y yo conocimos a personas distintas, aunque eso no sea así.

Entramos al museo con una sonrisa, y casi al instante nos recibe un guía, ya habían otras personas allí esperando, y para nuestra buena suerte a penas llegamos comenzó la excursión por todo el museo.

Erick mira todo con emoción, seguramente recordando momentos lindos de su vida, de su pasado, en los cuales Nick estaba.

Eso me hace sentir bien, porque tal vez a Erick le dolía recordarlo, como me pasaba a mí, y esos recuerdos lindos me afirman que tuve el placer de conocer a Nick, y que nunca podré olvidarlo.

Aún Te Recuerdo || JoerickDonde viven las historias. Descúbrelo ahora