5💫

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Todo parecía ir bien, nadie hacía historias de cosas extrañas pasando y las pesadillas de Mabel se habían esfumado por completo. Eso la hacía feliz, poder dormir bien era algo que le encantaba. Se sentía esa niña de doce años que llegaba a Gravity Falls por primera vez.

Se miró al espejo, no había más ojeras debajo de sus ojos, su piel se veía perfecta a excepción del parche en su mejilla. Dos días más y el moretón ya se habría ido.

La imagen de Bill cambió a otras partes de la casa, pino estaba en el sótano con Ford, buscando la posible razón de aquel desemboque de energía, el rubio sonreía al ver a ambos Pines trabajar.

- Sigues espiando a tu Estrella fugaz... - murmura Will volando al rededor del rubio. Un tic apareció en el ojo descubierto de Bill.

- ¿Que diablos haces aquí? - cuestionó furioso, no le gustaba que su hermano anduviera en su pirámide del miedo como si nada.

- Me da miedo que enloquezcas otra vez y termines con un castigo peor. - susurró su hermano con lágrimas saliendo de su ojo.

- No mojes mi piso o tendrás que limpiarlo con la lengua.

Will chasqueó los dedos y apareció un balde debajo de él en donde caían sus lágrimas. Bill chasqueó sus dedos y apareció en aquel anormal pueblo. La Estrella Fugaz estaba con sus dos amigas en la cafetería del pueblo, el rubio entró y se sentó en una mesa donde la chica podía verlo.

Mabel no dejaba de mirar a Bill mientras comía su pastel, Candy y Grenda le contaban cosas que habían pasado en el pueblo en los años que ella no estaba.

- ¡Hoy hay un concierto! Hay que ir. - dijo la de raíces chinas alzando su tenedor.

- ¿Que Banda va a venir? - dice la castaña limpiando algo de merengue de sus labios.

- ¡Vendrá Baba! Y traerá una sorpresa. - gritaron las dos chicas al unísono, luego las tres rieron.

- Hay que ir.

Mabel intentaba prestarle atención a las anécdotas de sus amigas, pero desde que Bill había entrado era algo casi imposible, le aterraba que el enloqueciera y quisiera tomar el pueblo nuevamente, en esa forma humana el demonio era muy así y podía convencer a cualquier chica... Incluso a ella.

"Vaya Estrella fugaz, no sabía que pensabas eso sobre mi"

Esa era la voz de Bill en su cabeza, la castaña se sonrojó al darse cuenta de la violacion a su privacidad que Bill estaba cometiendo. Cruzó su mirada con aquella ambarina y el rubio está riendo con burla.

"Sal de mi cabeza" le pidió poniéndose cada vez más roja, eso había sido demasiado, Bill había escuchado cuando lo llamo sexi y también cuando pensó que podría conseguir lo que quisiera incluso se ella.

- Mabel, ese chico lindo te está mirando. - aviso Candy señalando con disimulo al rubio que no despegaba sus ojos de la mesa de ellas.

- No es tan guapo.

"Si lo soy"

- ¡Por su puesto que lo es! Solo míralo Mabel, deberías ir a darle tu número. - Grenada se había emocionado cuando el rubio sonrió.

- No es mi tipo.

- ¡Yo lo pido! Iré yo a hablar con el.

- Candy, Espe-

Las palabras de Mabel fueron cortadas ya que Candy se puso de pie y caminó a la mesa del chico, Mabel y Grends veían aquello, una con miedo y otra con emoción, La China se giró y le mostró el pulgar a sus amigas antes de sentarse frente al rubio.

Mabel y Grenda continuaron hablando de tonterías y de vez en cuando monitoreando a Candy.

- Ese chico es maravilloso, se llama Billson ¡Y es mayor! - comentó feliz restregando a la mesa.

- ¡Genial!

- No lo se chicas, el no me da confianza. - Mabel no iba a decirles que aquel chico era realmente el demonio triángulo que atormentó el pueblo en el pasado, encima de que no le creerían debía explicar que fue ella que lo liberó por un descuido.

"¿Celosa?"

"¡Claro que no! Maldito triangulo, deja a mis amigas en paz"

"Entonces ven tu, es a ti a quien quiero... pequeña Estrella"

"¡Sal de mi cabeza!"

-.-.-.-.-.-.-

Mabel se encontraba a oscuras en la cabaña del misterio comiendo palomitas y viendo su maratón de películas de princesas, al principio estaban todos los de la familia, pero con el pasar de las horas el sueño los fue venciendo, ahora ella estaba sola a las tres de la mañana junto a sus palomitas.

- Tienes gustos extraños.

- ¿Como entraste aquí? - preguntó alarmada, el no debía estar en la cabaña. El hechizo de unicornio debía estar en su lugar.

- Por donde siempre.

Bill se acercó a Mabel y Ella retrocedió tanto que terminó en el suelo, el seguía acercándose a ella hasta que tomó su barbilla.

- ¿Que quieres? Ya hice el absurdo trato contigo. - el dejó escapar una risilla y pasó su pulgar por los labios de la chica.

- A ti.

Se acercó a ella peligrosamente, era más lento de lo que esperaba. ¡Estaba en un sueño!

Bill estaba en su cabeza y aprovechaba sus nervios para robarle un beso, la distancia era cada vez menor y la lengua azul del demonio rozó los labios de Mabel haciéndola estremecer.

- ¡Mabel!

La castaña despertó, su hermano la había despertado.

- ¡Dipper! ¡Gracias! - Mabel abrazó a su gemelo, estaba tan feliz de haber sido despertada.

Estrella Rota - Mabill Donde viven las historias. Descúbrelo ahora