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Bill estaba haciendo lo único que sabía hacer cuando no hacía tratos horribles con las personas, ella se encontraba dormida y soñaba con el raromagedon, soñaba con la burbuja que el hizo para ella. Lanzaba rocas al lago, sus perfectos lanzamientos que rebotaban hasta perderse y después estallaban como fuegos artificiales.

- ¿Otra vez jugando? - dijo alguien a sus espaldas.

- ¿Sabes? Sigo sin entender por qué sueño contigo en esa forma. - comentó Mabel al voltear y ver a Bill, su forma "humana" era bastante apuesta y mucho más alta que ella, el ojo que no llevaba cubierto era dorado y solía vestir formalmente. Siempre con su bastón y su sombrero.

- Ya te lo dije niña. No soy producto de tu imaginación. - replicó él. Con el pasar de los meses gracias a varios tratos que fue haciendo fue recuperando sus poderes y ya podía invadir los sueños de las personas, pero como no tenia el permiso adecuado no podía hacer gran cosa.

- Estás muerto. Dip y yo te borramos.

El rubio dejó salir una carcajada que resonó en toda la burbuja haciéndola temblar.

- No puedes matarme, dulce estrella fugaz.

Aquella sonrisa y la voz de Bill que salió casi como un ronroneo la hizo sonrojar. En el aire se escucharon varias voces. "Que lindo" "que bella sonrisa" "que guapo es"

- No sabía que tenías esa clase de pensamientos, estrella fugaz. Parece que no has cambiado tanto.

Mabel arrugó la nariz y entrecerró los ojos. ¿Por qué tenía que soñar eso? Sabía que su mente le podía jugar trucos pero esto ya era una broma pesada. Tenía ya tres noches soñando con el y para colmo lo soñaba en aquella forma que él le mostró años atrás.

Bill ya no estaba. Miró el cielo de la burbuja y el arcoíris tampoco estaba, una nube negra cubría todo. La pesadilla se aproximaba y ella lo sabía.

El teléfono la despertó. Su frente tenía una capa de sudor frío. Tomó el teléfono y vio el nombre en la pantalla, su gemelo la estaba llamando a las tres de la mañana.

- Hola Dip. - murmuró adormilada limpiando el sudor con la almohada.

- ¿Estás bien? Tuve una pesadilla y supuse que tú igual. - habló su hermano del otro lado de la línea.

- Nada que no pueda controlar.

- Mamá y papá me dijeron que volviste a pelear en la escuela.

Mabel se quedó en silencio y pasó su mano libre por el vendaje que había debajo de su mejilla izquierda y la liga que había en su muñeca derecha.

- Nada que no pueda controlar. - dijo inflando sus mejillas.

No lo sabía, pero Bill la observaba.

- Pensé que solo espiabas a los de tu rueda del zodiaco - murmuró detrás de él un triángulo azul.

- Es mi estrella fugaz.

- ¡Imposible!

Bill flotó hasta su trono pasando de su hermano quien se acercó confundido al espejo.

- Alguien la torturó. Pobre estrella fugaz. Ese golpe de ve doloroso.

- ¡Cierra la boca, Will! Nadie la torturó, ella se metió en una pelea.

Will dejo de flotar y con su ojo miraba al suelo, odiaba que su hermano le alzara la voz.

Ambos salieron de sus pensamientos cuando escucharon el impacto por el espejo. Se acercaron y Mabel estaba de píe encima de la cama con ambas manos en su cabello y lágrimas en sus ojos. Miraba el teléfono roto en el suelo probablemente porque ella lo lanzó ahí. Empezó a hipar, lágrimas empezaron a salir de sus hermosos ojos avellanas, un pequeño jadeo salió de sus labios.

- Esta rota. - murmuró Will en un tono triste viendo como Mabel se acurrucaba en su cama.

- Más que rota... será muy interesante usarla para mi venganza.

- Llevas un año observando a esa niña, ya es tiempo de esa venganza.

Bill sonrió. El siempre terminaba haciendo pedazos a su estrella fugaz y con esta no sería diferente, el trabajo sería más sencillo si la estrella estaba apagada.

Algo había pasado en el tiempo que el estuvo regenerándose, algo le arrebató la luz y ella no hacía nada para recuperarla, parecía otra persona. Durante los primeros meses el tampoco creyó que esa fuera su estrella fugaz.

La vio sollozar hasta quedarse dormida, no supo qué pasó entre ella y pino en la llamada gracias a que él tonto Will lo distrajo. El de cabello y ojo dorado supo que era momento de comer cuando Mabel empezó a revolverse en la cama indicando que su pesadilla se aproximaba.

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Mabel bajó de autobús, sus familiares la estaban esperando. Se colocó su gorra de color blanco y negro para evitar que el sol diera en sus ojos, su hermano frente a ella ya no era un milímetro más bajo, ahora era varios centímetros más alto que ella. Dipper seguía usando la misma gorra a pesar del tiempo, su pantalón corto y una playera color blanco, un vendaje en su muñeca llamó la atención de Mabel, quizás fue un experimento fallido.

- ¿Gemelos misterio? - preguntó alzando su brazo frente al castaño mostrando que ella también tenía un vendaje aunque claramente por una razón distinta.

- ¡Gemelos misterio! - dijo riendo. Colocó su muñeca junto a la de su hermana y parecía una especie de saludo.

Se abrazaron fuertemente, no se veían desde que cumplieron 13 años, algunas veces por video llamadas pero para la chica eso no contaba mucho. Ahora cumplirían 17 al final del verano y ambos habían cambiado bastante.

Stan y Ford se unieron al abrazo de la dulce chica que ya no era tan dulce.

Lo que ninguno sabía era que estaban siendo observados por un maligno ser.

Estrella Rota - Mabill Donde viven las historias. Descúbrelo ahora