No podía dormir, si dormía aquel maldito demonio de sueño iba a entrar a sus sueños y volver a hacer de ella lo que quisiera.
Bill la beso.
El enemigo de la familia Pines la besó. Y lo peor fue que a ella le gustó aquel beso.
No podía gustarle el beso de un demonio.
La castaña suspiró y dio otra vuelta en su cama. Como le gustaría tener a su hermano cerca y poder hablar de eso con el, o tal vez a sus amigas y aunque no dijera que besó a un demonio diría algo como "bese a alguien que no debí besar" y eso sería suficiente. Pero no.
Dipper estaba muy ocupado con los experimentos e investigaciones con su tío Ford mientras que Candy y Grenda tenían novios con los cuales pasaban todo el tiempo que podían.
Entonces tuvo una idea. Su cuñada Pacífica Northwest.
Tomó el teléfono para buscar el número en sus contactos. Marco rogando de que la rubia estuviese despierta.
Cuatro tonos después la llamada fue contestada.
- ¿Que hizo Dipper? - habló con voz Algo adormilada.
- Nada... sólo quería hacerte una pregunta.
- Seguro. - Mabel escuchó un bostezo.
- ¿No molesto? - murmuró más bajo de lo que debería.
- Si molestaras no habría contestado en primer lugar. ¡Ya suéltalo! - la castaña dejó escapar media sonrisa ante eso.
- ¿Sabes mucho de chicos? - preguntó para recibir un "ajá" desde la otra línea. - Hay un chico...
Silencio.
- ¡Continúa! - dijo Pacífica con mucho interés y emoción en su voz.
- Bueno. Nos besamos y eso y ahora me siento rara...
Mabel alejó el teléfono de su oreja ya que la rubia al otro lado de la línea había soltado un súper grito ante la noticia.
- ¿Te gusta?
¡Claro que no! Era imposible que le gustara aquel demonio traga sueños, causa pesadillas y enemigo de su familia desde hacía años.
- ¡No! El no debe gustarme, esta muy mal que me guste el en específico.
- ¿Es mayor?
- si... - claro que era mayor y por muchos millones y millones de años.
- Ya veo... Dippi se va a molestar. - contestó con simpleza. - pero si te gusta digo que sigas adelante. Yo guardaré tu secreto chica mala.
- No, el no me gusta.
- Seguro... guiño, guiño.
Y colgó.
Aquella llamada la dejó peor que al principio. Originalmente solo sentía condición por haber correspondido aquel beso, sino que ahora estaba la posibilidad de que Bill le gustara, ¡No podía gustarle! Era tan improbable y antinatural.
Suspiró nuevamente y frotó su cabello con frustración. Estaba a punto de volverse loca.
- ¿Que pasa por tu cabeza? Pequeña estrella.
Mabel saltó de la cama y cayó al suelo luego de soltar un grito. Se colocó en posición de pelea y escuchó la maldita risa. La risa del demonio.
- ¿Acaso estás demente? Casi me da un infarto. - gritó en susurros la muchacha encendiendo la luz y viendo a Bill en su forma humana. Su torso desnudo dejaba ver los tatuajes que tenía provocando que Mabel tragara grueso.
- Me encanta la demencia, deberías de saberlo ya.
- Lárgate.
- Eso no decías hace un par de días. - los tonos de rojo adornaron el rostro de Mabel haciendo que la risa del demonios regresara. Suspiró intentando calmarse y lo vio sentarse en la cama.
Malditas hormonas de adolescente por hacer que ella lo viera tan atractivo.
- ¿Te gusta lo que ves? - cuestionó el rubio dorado ensanchando su sonrisa con colmillos.
- ¡No!
Claro que le gustaba lo que veía, debía estar ciega y loca como para que algo así y no gustarle. Bill era un maldito demonio que lucia como un ángel. Quizás la religión hablaba de él y fue quien Dios expulsó del cielo.
- Mientes.
Ella gruñó por lo bajo. El maldito Bill sabía cuales eran sus tics y no era necesario leer su mente.
- ¿Que te hace usar esa forma? - articuló por fin aquella pregunta que hacía varios días inundaba su cabeza. Años atrás cuando el se mostró frente a ella en aquella forma dejó muy claro que la detestaba a horrores porque se sentía degradado a una raza tan débil como la humana.
- Es tu culpa. - respondió apareciendo detrás de ella y susurrándole en su oído.
- Estas loco.
- Si no sales de la burbuja yo no habría perdido todo.
- Me engañaste.
- no. Cumplí mi parte del trato. Tú querías un verano eterno y te lo di. Cumplí mi parte del trato y tu me arrebataste la mía.
A Mabel se le hizo un nudo en el pecho al escuchar eso.
- Me engañaste.
- No lo hice. Tu solo debías quedarte en la burbuja fuera de todo peligro. ¿Sabes a cuantos les he dado un mundo solo para ellos.? ¡Solo a ti! Y tu lo rechazaste por un hermano que te rechazó a ti.
Mabel suspiró recordando cómo se fue a su casa sola al final del verano y los difíciles años hasta el momento. Se mordió el labio para controlar el puchero. Simplemente quería llorar.
- Eres malo... - Murmuró y se abrazó a sí misma.
Mabel se dio cuenta de que ya estaba sola y lloro en privacidad. Pero lo que no sabía era que estaba siendo observada por aquel demonio.
- ¿Por qué no te quedaste? -Cuestionó Will muy cerca para el gusto del rubio.
- Verla asi me dieron ganas de abrazarla.
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Estrella Rota - Mabill
FanfictionEstrella fugaz que ardió tanto hasta que se consumió. La brillante estrella ya no brilla más. ¿Quien te arrebató tu luz?