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Siguiendo con los preparativos vamos a comprar su jaula. La que tenían en la veterinaria era demasiado pequeña para él. Así que elegiremos una en el supermercado.

No se si se puede entrar con animales, pero creo que pasa desapercibido en el bolso mágico que se mueve de un lado a otro. Llegamos a la sección de artículos para mascotas y lo saco del bolso. Observamos la diferentes jaulas y parece que se nos ocurre la misma idea, solo que a él no le agrada tanto como a mí.

Tomo una e intento hacerlo entrar, en vano ya que fija sus patas a la abertura. La segunda vez sale corriendo y se esconde tras el carro para que no lo atrape, aún así logro apresarlo entre mis brazos pero no en la jaula. Bueno, la tercera es la vencida.

Probamos las jaulas hasta que me convence una. Pago en la caja apurada para que no nos descubran y salimos rápidamente.

Menos mal que mi bebé no suelta pelo, sino el guardia que nos mira feo estaría persiguiendonos.

Ja, ni que le hubiéramos dejado un regalito.

BESOS DE HOCICODonde viven las historias. Descúbrelo ahora