Capítulo 9

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Harry cortó la llamada y se quedó mirando la pantalla del celular por un rato. Draco le había asegurado que el domingo estaría de regreso en Londres y que el encuentro con su padre había resultado menos tenso de lo que él había esperado. A pesar de escuchar a su novio de buen ánimo y de las constantes conversaciones por celular, Harry continuaba sintiéndose nervioso por ese viaje y enojado por no haberlo podido evitar. Era una de las cosas que no podía controlar y sólo lograban ponerlo nervioso; como si de pronto el viaje de Draco lo hubiese hecho notar que nunca había controlado nada en su vida; últimamente ni siquiera lograba hacerlo con su magia.

Hermione le había enviado una lechuza para invitarlo a cenar con ella y Ron, pero él se había disculpado alegando que aprovecharía la ausencia de Draco para descansar temprano; el cierre del campeonato infantil había sido un éxito y lo había dejado totalmente agotado. Sin embargo, en ese momento sentía que la soledad y el silencio de su departamento lo asfixiaban. Intentó recordar cómo pasaba las noches de los viernes antes de que Draco entrase a su vida y de inmediato recordó a Sean y sus desordenadas noches en el Soho. La idea rondó su cabeza por un segundo, tentándolo y él, sintiéndose ansioso por encontrar emociones que durasen más que un simple parpadeo, tuvo la necesidad de salir del departamento, de liberarse al menos por esa noche.

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El ambiente de Village estaba como siempre, cargado de música y colores. Chicos bailando, frotándose entre ellos y bebiendo. Dentro del lugar el mundo parecía haberse detenido. Harry, que llevaba demasiado tiempo sin ir solo, se sintió fuera de lugar. Caminó hacia la barra y se acomodó en un rincón vacío donde pidió un trago y se dedicó a observar por buen rato el sensual vaivén de aquellos cuerpos provocativos.

Algunos tragos más tarde, Harry bailaba en el centro de la pista, con los ojos cerrados y disfrutando de los roces casuales que se generaban por la masa de chicos moviéndose en el lugar. Se sentía liberado, como si sus problemas y miedos se hubiesen diluido con el ritmo de la música. De pronto percibió el calor de unos brazos rodeando su cintura, se tensó un momento pero trató de relajarse, después de todo no era nada inusual que esas cosas sucediesen, mucho menos estando solo. Harry se dejó llevar y disfrutó las caricias, el chico, ligeramente más alto que él, pasó sus manos por el pecho de Harry y olfateó sensualmente su cuello. Harry cerró los ojos y cuando se dio cuenta estaba siendo arrastrado por aquel extraño hacía el cuarto oscuro. Sintió a su corazón latiendo fuertemente y al alcohol que tenía en el cuerpo llevándose lejos sus inhibiciones. Dejó que el chico de cabello negro y ojos almendrados lo guiase, cediéndole el control de la situación. Se detuvieron en un rincón y Harry sintió aquellos labios extraños devorando su cuello, la lengua caliente dejando huellas de saliva desde su oreja. Se aferró a la cintura del joven con los ojos cerrados. Su mente imaginó el sedoso cabello rubio de Draco cayendo hacia un lado cuando besaba su cuello. Soltó un gemido y unos labios calientes se posaron sobre los suyos, invadiendo su boca, buscando su lengua. Harry correspondió el beso, intentando inhalar el aroma de Draco pero cuando no lo encontró, abrió los ojos y la realidad lo golpeó sin prisas. Temeroso, observó al chico y un vacío en su estomagó lo invadió, seguido por un leve mareo y se apartó del joven prácticamente corriendo.

Sintió ganas de vomitar, de estallar en mil pedazos. Salió de la discoteca y corrió hasta un callejón cercano a la avenida principal. Podía saborear la bilis llegando a su garganta y no pudo contenerlo, vomitó, con el cuerpo tembloroso mientras sus ojos se llenaban de lágrimas por el esfuerzo, la tensión y lo asqueado que se sentía consigo mismo. Se apareció en su departamento al poco rato cayendo sobre el sofá.

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Draco salió de la chimenea y lo recibió la oscuridad de la sala del departamento. Se quitó el abrigo y lo dejó a un lado, junto con la maleta de cuero que cargaba. Caminó despacio y descubrió a Harry completamente dormido en el sofá. Había adelantado su regreso a casa para sorprenderlo. Se acercó lentamente y se inclinó frente al sofá para observarlo un rato. Harry respiraba profundamente, con el cabello despeinado y sumergido en el sueño y Draco, al verlo, se dio cuenta de cuánto lo había extrañado. Tocó ligeramente su hombro y Harry abrió los ojos de inmediato, clavando la mirada esos ojos grises, como si no pudiese creer que lo tenía a su lado. Draco le sonrió y levantó una ceja ante la expresión seria de su novio. Harry lo miró con los ojos oscurecidos y de inmediato se arrojó a sus labios. Draco trastabilló cuando los brazos de Harry lo rodearon por el cuello pero se dejó llevar, los labios de Harry lo besaban con fuerza, mordiéndolo, metiendo su lengua de manera obscena en su garganta. Harry lo jaló hacia el sofá hasta que Draco quedó sobre él mientras se peleaba con la chaqueta del rubio y su camisa, intentando llegar a tocar la piel pálida de su espalda.

No Reason to CryDonde viven las historias. Descúbrelo ahora