Capítulo 7

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A Draco le gustaba la temporada de finales porque ya no tenía clases, sólo iba a la Academia y se concentraba en el examen del día, lo que significaba más tiempo libre y eso le caía como anillo al dedo en ese momento.

Había logrado convencer a Hermione de que lo ayudara a llevar a cabo su idea, así que aquella tarde, luego del interminable examen de Legislación, la arrastró con él hasta Godric's Hollow.

—No entiendo por qué quieres hacer esto —insistió Hermione mientras caminaban por las pintorescas calles de la ciudad semi mágica.

—Porque es importante para Harry —explicó Draco a la vez que observaba distraídamente las casas que los rodeaban—. Lleva meses indagando sobre ese disco y hasta ahora me he dado cuenta de lo importante que es para él.

—Pero —insistió Hermione—, estábamos de acuerdo en que él está dándole demasiada importancia a ese asunto.

—Ya lo sé, sin embargo cambié de opinión —contestó Draco—. Harry cree que yo no me doy cuenta, pero su ánimo cambió desde que mi madre vino a visitarme y es pésimo intentando disimularlo. Harry necesita reconciliarse con su pasado.

Hermione se mantuvo en silencio mientras doblaban la calle, a lo lejos pudo ver la pequeña iglesia del pueblo.

—Entiendo —dijo Hermione—. De todas formas pienso que Harry ya sabe lo más importante sobre sus padres, que lo amaron y dieron su vida por él.

—Granger. —Ella elevó una ceja al escuchar su apellido. Desde hacía unos años Draco sólo la llamaba así cuando estaba por perder la paciencia—. No se trata sólo de saber que fue un bebé amado, sino de saber quiénes fueron ellos. Me parece increíble que nadie se haya tomado la molestia de hablarle a Harry de sus padres. Sólo se limitaron a contarle cosas relevantes de la guerra y no es justo para él.

Se quedaron unos minutos en silencio. Hermione intentaba entender las razones de Draco, ella no estaba muy convencida de que fuese una buena idea. Por el contrario, tenía la corazonada de que a la larga todo ese tema iba a estallarle a Draco en la cara y terminaría por ser peor para Harry. Por el bien de todos, Hermione esperaba equivocarse. Doblaron de calle nuevamente y Draco pudo ver la casa; sintió un escalofrío recorriéndole el cuerpo.

—Es aquí —dijo Hermione deteniéndose en mitad de la calle.

La destruida casa de los Potter seguía tal y como Hermione la recordaba. No era un recuerdo agradable; aquella noche fue una de las más intensas de su vida, culpa de la tristeza que rodeaba el ambiente y el temor al ser atacados por Nagini. Se abrazó a sí misma intentando alejar aquellos pensamientos de su mente, mientras Draco continuaba contemplando estupefacto el enorme agujero de la planta superior de la casa.

—Da escalofríos —dijo de pronto Draco sin dejar de observar.

—Sí. Deberían derrumbarla —opinó Hermione.

La mano de Draco tocó despreocupadamente la cerca y el cartel conmemorativo apareció de entre las flores. Draco frunció el ceño al ver que estaba lleno de anotaciones y saludos.

—¡Joder! ¿Cómo han podido escribir ahí?

—Opino lo mismo, pero a Harry le gustó cuando vinimos —explicó Hermione.

—¿Llegaron a entrar? —preguntó Draco.

—No, algo pasó, pero no quiero hablar de eso ahora —contestó Hermione. Draco asintió entendiendo. Había muchos temas de los que él nunca quería hablar—. Entonces, ¿estás seguro de que quieres entrar?

Draco asintió y con mucho cuidado lanzó un hechizo desilusionador sobre él y Hermione; no quería que algún vecino curioso los viese entrando a la destruida casa. Luego abrió lentamente la pequeña reja de la verja rodeada de hiedra. Entraron con cautela, Draco caminó firme hacía el interior. Hermione metió las manos en los bolsillos de su abrigo, notablemente nerviosa.

No Reason to CryDonde viven las historias. Descúbrelo ahora