Capítulo 8

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Harry no tenía idea de a donde lo estaba llevando Draco. Habían comenzado de la mejor forma el sábado de su aniversario, con mucho sexo seguido del desayuno en la cama. Harry estaba feliz con el regalo que Draco le había dado, la membresía para todos los juegos del verano no era algo que se conseguía fácilmente y no podía creer que su novio hubiese sido tan detallista al darle algo que seguramente le resultaba mundano y simple por el simple hecho de saber que para él si era importante.

Después del medio día, Draco lo había apurado para salir alegando que le tenía una sorpresa y fue así que se terminaron caminando por las solitarias calles cercanas a Wiltshire. Harry imaginó que irían a la mansión Malfoy, tal vez para volar un rato en sus escobas, cosa que no hacían muy seguido por falta de tiempo. Sin embargo el camino que seguían no era el acostumbrado. Poco después llegaron a una propiedad rodeada de jardines, tenía una apariencia acogedora y cálida.

—¿De quién es este lugar? —preguntó Harry confundido—. No estás pensando en comprarlo, ¿verdad?

—No —aseguró Draco abriendo la puerta—. Tiene dueño y no está en venta, al menos por ahora.

—Entonces, ¿qué hacemos acá?

—Ven, te lo explicó adentro —dijo Draco entrando a la casa.

La estancia que los recibió era amplia e iluminada, con viejos muebles que seguramente lucieron muy elegantes en su tiempo. Harry observó el lugar tratando de entender qué bicho le había picado a su novio para tanto misterio.

—En éste lugar —dijo de pronto Draco parándose a su lado— fue donde naciste, Harry—. Harry lo miró sorprendido y con miles de preguntas formulándose en su cabeza. Draco sonrió al verlo y procedió a explicarle —Sé que has estado un poco triste últimamente, pensando en todo lo que no sabes de tu familia, así que se me ocurrió que sería muy importante para ti tener nueva información sobre ellos.

—¿Qué?... ¿cómo?

—Un poco de investigación, algo de ayuda de Hermione y mucha astucia Slytherin —contestó Draco y le plantó un tierno beso en la mejilla—. Estamos en la mansión de tu familia, aquí vivieron tus abuelos, fue donde creció tu padre y donde tú naciste. Incluso viviste aquí con tus padres mientras eras un bebé.

—Pero... ¿y Godric's Hollow? —preguntó Harry aún intentando asimilar toda esa información.

—Cuando tus abuelos murieron, tus padres se mudaron. Calculo que tendrías unos seis meses, ya por ese tiempo Dumbledore les había sugerido que se escondiesen.

—¿Estás seguro Draco?

—Claro que sí. Las escrituras están a tu nombre —explicó el rubio—. Sabes, lo más curioso es que han estado todos estos años en tu cámara de Gringots y no lo sabías.

Harry lo miró con suspicacia y repentinamente recordó el episodio de "no encuentro la llave de mi cámara" de días atrás y todo cobró sentido en su cabeza. Draco le regaló una sonrisa cargada de astucia y lo tomó de la mano para recorrer juntos la casa.

Caminaron un poco por la propiedad mientras Draco le iba contando a Harry cómo la encontró, el trabajo que habían hecho los elfos y finalmente le habló sobre la segunda parte de la sorpresa. Harry se sintió emocionado y aterrado en partes iguales ante la idea de poder presenciar aquellos recuerdos. Draco lo llevó hasta el estudio donde ya tenía preparado el pensadero. Lo puso sobre una raída alfombra y le dio la mano a Harry para que se sentase con él en el piso. Harry lo tomó de la mano y juntos se sumergieron en el pensadero. Durante todo el tiempo que estuvieron presenciando aquellos recuerdos, Harry no soltó la mano del rubio.

No Reason to CryDonde viven las historias. Descúbrelo ahora