back to black

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Si el sábado se sintió eterno, el domingo fue aún más largo, había pasado la noche en vela justo como había predicho y cuando la lectura comenzó a hacérseme tortuosa logre conciliar el sueño durante una mísera hora que se sintió ambivalente, mi corazón que latía solo para recordarme que la vida continuaba y que mañana volvería a la normalidad y que debía agradecerle infinitamente a Rowan por enviarme un correo con todos los apuntes de las semanas en las cuales me había ausentado, ahora estaban todos anotados en sus respectivos lugares y almacenados (después de varios intentos) en mi memoria. Eran las diez de la mañana, mi madre había ido al trabajo y Charles a la escuela, por lo que me hallaba sola en casa y con una sensación inexplicable en el pecho que me carcomía por completo. Comencé a ordenar la casa y aún cuando el reloj marcaba las doce todo ya se encontraba en su lugar, sin embargo la sensación de ansiedad y angustia todavía seguía latente en mi mente y cuerpo; Preparé el almuerzo, ordené mi ropa, ordené la ropa de mi hermano y para mi suerte y desgracia la ropa de mi madre se encontraba en perfecto estado, mamá llegaría a almorzar a las dos así que comencé a calentar la sopa frente a la estufa y de pronto escuché el teléfono de Shane sonar desde mi habitación, corrí a toda velocidad hasta él con la esperanza de que fuera Hazel con noticias y con disposición a hablarme después de lo ocurrido, sin embargo era un contacto guardado como "X" y sin pensarlo dos veces (aunque era muy sospechoso claramente) contesté sin decir nada.

— Escucha muchacho, no tienes idea de lo frito que estás, ¿Me escuchaste? —Era Chad, maldita sea esto se está complicando aún más— No te vas a salvar de esta, nos vemos en los tribunales... a menos que estés dispuesto a pagar algo grande, pero dudo que un pobre imbécil como tu tenga tanto dinero, estás jodido

— No lo creas aún —Le respondí con rencor al recordar nuestro encuentro

— ¿Y tú quién mierda eres? –Dice con esa asquerosa voz gruesa y rasposa

— ¿No lo recuerdas? En la entrada del club había alguien más, y fuiste un asco conmigo, eres tu quien merece pagar por tus actos —Gruñí apretando con fuerza el teléfono

— Ah, claro que lo recuerdo guapa, ¿Acaso eres su abogada? No es contigo con quien tengo problemas, es con tu amiguito, ¿Dónde está? —Su voz pareció oscurecerse al final de la frase

— Tenemos que hablar, quiero verte lo antes posible para negociar —Sentencié sin estar segura de lo que hacía

— Ya te dije que no te metas, ¿Dónde está ese crío? —Preguntó tajante, ya se me habían acabado las ideas

— Shane se entregó, me temo que estás obligado a negociar conmigo —Intenté seguir firme contra él, no podía desmoronarme ahora

— Maldita sea, tendré un interesante mensajero, vamos a hablar de negocios, linda —Esto es disgustante

— Cuanto antes acabé con un tipo como tú, mejor —Bufé con rabia, él soltó una pequeña risa que hacía que mi sangre hirviera aún más

— Que graciosa, te veo mañana en la noche cerca del club donde trabajo, te enviaré la dirección —Antes de que pudiera cortar lo interrumpí rápidamente

— No puedo durante la noche, veámonos a las tres, en el café Sweet Moments —Intenté recordar la cafetería más recóndita que pudiese, no quería que nadie me viera hablando con él

— Puedo hacer una excepción, te esperaré ahí —Corto el teléfono al escuchar a mi madre abrir él portón de la casa

De inmediato corro hacia mi habitación para esconderlo en mi colchón y dejarlo en silencio, volví a la cocina a toda velocidad y puse él plato para mi madre, después de saludarnos comenzamos a charlar sobre el asunto con la universidad y por asuntos de dinero decidió que sólo viajaría por esta semana y luego podría volver a la cabaña, me sentía nerviosa, tenía que contar con cuanto dinero había quedado lo antes posible y mi madre parecía tomarse todo el tiempo del mundo para volver a trabajar.

heroineDonde viven las historias. Descúbrelo ahora