8.- Will I let everyone be happy?

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Creo que les he dado un resumen de lo que es la vida de M, así que creo que ya estamos empezando a tener algo de confianza, pero esta historia aún no acaba.

Dos años después de tocar City of Stars, M cursaba el bimestre final del segundo año de secundaria, estaba haciendo uno de los mejores estudiantes de su curso, estaba jugando bien las cartas de la vida, pero con todo y eso, a pesar de las mil cosas en las que podía pensar, una de ellas retumbaba en su cabeza, pero decidía no prestarle atención, hasta que una noche, al cenar con su familia:

—¿Has pensado qué carrera estudiar? — Preguntó la mamá de M mientras le daba un sorbo a su café.

—Pues, la verdad si — Dijo M mientras que con su tenedor comía la pasta de su plato.

—Ah, ¿sí?, pues, ¿Qué te interesa estudiar? — Preguntó su madre dejando poniéndole más atención y dejando el teléfono a un lado de la mesa.

—Música, ya investigué y hay buenas universidades a las que quisiera ir — Dijo M entusiasmado — Tienen de todo, incluso hast...— Decía mientras vio como su madre cambio sus gestos faciales como si no le gustase lo que su hijo estaba diciendo.

—¿Música? — Dijo su madre para después dar una pequeña carcajada— No, tú no vas a estudiar música —Dijo en un tono serio mientras sus ojos mostraban rotundo desapego y frialdad a los deseos de su hijo.

—Pero Mamá si me dejas hablar... — Dijo M mientras su madre le quitó la palabra.

—Palabra final, tú no vas a estudiar algo que no dé ingresos; ¿Por qué no diseño grafico o... Periodismo? He visto que tienes madera para eso — Dijo su madre convencida.

—Porque ninguna esas carreras solo me llaman la atención, no son lo que quiero estudiar o hacer toda mi vida —Decía M tratando de hacer recapacitar a su madre— Y ni siquiera me has dejado terminar, no he llegado a la mejor part...

—¡No, coño! —Gritó mi madre molesta por la insistencia— ¡Bastante que nos esforzamos y partimos el culo tu padre y yo para que vengas con esa reverenda cagada! — Dijo logrando que M empezara a sacar pedazos de una tormenta que se avecinaba por sus ojos.

—Papá—Dijo esperando que su padre le diera el soporte que necesitaba en ese momento mientras su voz y ojos comenzaron a verse afectados por la tormenta.

—Entiende que ya eres grande, ya debes dejar atrás esos sueños que tienes y empezar a actuar como adulto; ¿acaso quieres vivir en la calle?, ¿quieres estar mendigando en las aceras por una moneda?, ¡Sé coherente, por favor! ¡Ser músico no te llevara a nada!

—¡¿Por qué?! —Gritó M sacando la tormenta que tenía— ¿Es porque no tengo talento?, ¿Porque no tengo el físico de un cantante? ¡Anda! ¡Dime! —Le preguntó M a su padre. Fue la primera vez que le gritaba llorando.

¡Farid José, mira como te esta hablando! —Le replicó la mamá de M a su padre.

—¿Ahora te crees machito? —Dijo su padre molesto— Pues si eres tan hombrecito, ¿Por qué no te vas a trabajar? A ver si es tan fácil, de seguro no aguantarías ni un día en mis zapatos; no sirves para nada—Le replicó su padre ocasionando que M se levantara de su asiento y caminara hacia la puerta de la casa queriéndose ir— ¡Adelante, vete! ¡Pero eso sí, llegas a salir por esa puerta y no vuelves a entrar nunca más! —Gritó desde la mesa su padre— ¡Y ni creas que te llevaras la guitarra que YO compré! —Le dijo a su hijo con tanta ira concentrada, que quizás no se dio cuenta de lo que hizo en él.

Entre la espada y la pared, por más que M quisiera, no podía irse, no tenía a donde y aunque el miedo y la ira le decían que se alejara de ellos, no pudo. Tan solo se dio la vuelta, comió lo que tenia servido en su plato mientras se podía cortar la tensión con un cuchillo.

Al terminar la cena, lavó los platos y espero a que sus padres y hermana fueran a su cuarto a dormir y al hacerlo, él apagó las luces y como todas las noches, se acostó en la cama que tenia en la sala, se arropó con su sábana y lloró boca abajo para que nadie lo escuchara.

Dentro de él, todo era un desastre; todo estaba tan lleno de tristeza y miedo, un miedo y tristeza causado por las únicas dos personas que se lo podían quitar de niño. No creía nada todo lo que pasó esa noche, no quería creerlo; no quería creer en el hecho de que sus padres no lo apoyaban a cumplir su sueño. Y aunque su mejor amigo el corazón trataba de animarlo, ya el daño estaba hecho. Ya M había cambiado. M se había dado cuenta de que eso de seguir sus sueños no llegaría a nada ¿verdad?

La metrópolis que su imaginación había creado y su niño interior desaparecieron por unos meses.

¿Qué Piensan De Mí? #thedomains2019Where stories live. Discover now