La paradoja || Bardock x OC

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En esta ocasión @yani_py nos solicita una historia que mezcle los personajes actuales de Dragon Ball con el saiyan Bardock, y para ello nos presta su fabuloso OC, Yaniana, una mujer única que podréis encontrar en historias de su autoría, como Sometimiento (Piccolo x OC) o El lugar donde te escondite cuando intenté matarte (Piccohan).

Muchas gracias, Yani. Ha sido una auténtica gozada poder usarla en esta historia y ojalá la hayamos adaptado de forma adecuada.

Esperamos que os guste.

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¿Qué tenían de especial los saiyans que se resistían a envejecer? Ese misterio que escondía el ADN de esta raza traía de cabeza a Bulma, que buscaba algún remedio al paso del tiempo en su piel.

Shenlong era una opción pero, teniendo al alcance de su mano la clave en su marido o sus propios hijos y sabiendo que podría intentar aplicarlo, aunque fuera parcialmente, en su metabolismo, le daba rabia salir a buscar las esferas y molestar al dios dragón para algo tan frívolo.

En su laboratorio, Bulma analizaba las muestras que había obtenido de casi todos los saiyans y sus descendientes que conocía. Pero no le aportaban resultados concluyentes. Las secuencias se parecían demasiado unas a las otras y la responsable del lento envejecimiento celular podría ser varios cientos de miles de pequeños fragmentos aislados.

Se repantingó contra el sillón giratorio, suspirando resignada.

—Es imposible —se lamentó. Las imágenes que le mostraban en el ordenador podrían ser un galimatías, pero para ella eran un montón de piezas parecidas de un puzle gigante—... Necesitaría más muestras de individuos diferentes. Ojalá tuviera lista la máquina del tiempo y... ¡¡ahh!!

Se giraba con el asiento mientras hablaba para sí, cuando alguien de casi metro ochenta de estatura se materializó de la nada apenas a dos palmos de distancia.

—¡Hola!

—¡Goku, imbécil! ¡Casi me da un infarto! ¿Por qué tienes esa mala costumbre de aparecer sin avisar? —Bulma se levantó de un brinco, airada.

—Y, ¿cómo quieres que avise con el shunkanido? —se rascó la sien, pensativo—. Sólo llegó y ya está. Oye —la mujer salió andando a un rincón del laboratorio, donde una cafetera humeante, de tamaño industrial, la esperaba con los brazos abiertos—, ¿puedes prestarme el radar del dragón? Necesito pedirle a Shenlong que reviva a Kaiosama, de lo contrario dice que nunca más me dejará entrenar allí.

Bulma, que llenaba su taza, se quedó estática durante un segundo. Se le acababa de ocurrir una idea maravillosa. Terminó de colmar el recipiente y depositó con calma la cafetera en el mostrador.

—Claro, Goku, con gusto —respondió y se llevó a los labios la taza caliente.

—¡Genial! ¡Por fin voy a poder entrenar en condiciones! ¿Dónde lo tienes?

—Antes de eso —depositó el vaso en la mesa y fue a otra punta de la sala con paso firme—, tienes que hacerme un favor.

—Claro, Bulma, dime qué quieres —el guerrero prestaba toda la atención posible.

—¿Recuerdas que te pedí hace poco una muestra de sangre?

—Oh, oh... Bulma, lo siento, pero eso sí que no...

One Shots Dragon Ball || ¡Pedidos Cerrados!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora