La semilla del odio || Zamas

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¡Bienvenidos! Esta historia es a petición de la usuaria @MaggieC94. Esperamos que sea de tu agrado ^^.

Disclaimer: los personajes, así como la serie original en la que se basa esta historia, son de Akira Toriyama. Este one-shot es de mi autoría.

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En las sencillas y sagradas paredes de la cocina del templo del Supremo Kaioshin del Universo Diez, una tetera cantaba como un ruiseñor en cuanto el agua rompió a hervir en su seno.

Tomé un paño para soportar el ardor del asa y así verter el líquido dentro de otra, más presentable y digna de un dios de la creación como lo era mi predecesor, el desgraciado del anciano Gowas.

Dentro de ella, una esfera de plata y rejilla contenía una mezcla específica y única de hierbas, así como yo, por donde se filtrarían las esencias de dichas hojas y le conferirían a la insípida agua el delicado y amargo gusto que debería tener en realidad.

Dispuse la ornamentada tetera sobre un salvamanteles, a su vez descansaba sobre la camarera de plata con ruedas. Junto a la taza, había una cuchara, servilletas blancas como el alma de los justos y unos dulces caseros para alegrar el paladar. Al venerable Gowas no le agradaba agregar azúcar a su bebida, no deseaba ningún aditivo que camuflara el genuino sabor que debería tener ese brebaje elaborado por mí.

Así pues, a paso lento y seguro para que el calor del agua disolviera de forma conveniente los aceites esenciales de las hojas y reposara como es menester, eché a andar camino del jardín, donde aguardaba mi mentor sentado bajo la sombra de un vetusto cerezo. Estaba viendo kami-tube.

Mientras disponía los cubiertos sobre la delicada mesa de palisandro de mi referente y le apartaba el té, eché un ojo a lo que visualizaba. Mi maestro estaba entusiasmado, pues al parecer en un planeta de un universo ajeno al nuestro, habían sobrevivido in extremis a una extinción masiva.

El causante era un monstruo rosa que hacía unos milenios incluso absorbió a un compañero de profesión de dicho universo, uno muy ducho en las artes marciales. Majin Boo, le decían. Recuerdo que fue mi referente hasta entonces, mientras gobernaba una galaxia floreciente como Kaio desde mi propio planeta. Y ese hereje cuyos poderes aumentaron de forma imparable luego de aquella absorción, permaneció recluido gracias al trabajo de algún Hakaishin, pero no supe cómo pudo salir de su encierro y estaba a punto de destruir la vida "inteligente" de ese planeta.

Según pude ver en la retransmisión, la población feneció y revivió de forma mágica gracias a la intervención de unos héroes y de una asombrosa invocación en forma de dragón. Sin embargo, no podían destruir al monstruo, por lo que, desesperados, los héroes pedían entonces la ayuda de los humanos que habían salvado horas antes. Pero estos ingratos seres desoían su llamado.

El anciano Gowas parecía estar presenciando una película, un mero elemento de ficción, mientras contemplaba entusiasmado la pantalla a la espera de un desenlace que resolviera favorablemente la situación. Por contra, yo estaba horrorizado. Los egoístas mortales hacían oídos sordos de forma deliberada a las palabras de uno de los defensores, siendo conscientes del peligro que corrían porque ya habían fenecido previamente por su poder. Como era su costumbre, continuaban con sus insulsas vidas ajenos a lo que estaba por llegarles, obcecados en obtener de inmediato el recurso que fuera, agua, comida, dinero o sexo, y reaccionando de modo violento contra quienes competían por lo mismo. Igual que bestias sin cerebro. Como esos hombres de las cavernas que fueron en primera instancia.

—Maestro —llamé la atención en el mismo instante al anciano, indignado. Era obvio saber cuál sería el justo desenlace.

—Ten paciencia, muchacho —me interrumpió sin dirigirme la mirada, solo alzó la mano en mi dirección—. Es cuestión de tiempo que reaccionen.

One Shots Dragon Ball || ¡Pedidos Cerrados!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora