Capítulo IX: Destrucción Interna, parte 2

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    Iris se quedó mirando a Rio hasta que él despertó. Ella empezó a sentir ansiedad y cerró los ojos esperando a que él rompiera el silencio.

    —Báñate y vístete—. Él la miraba fijamente a los ojos—. Me bañaré después de ti.

     Ella no supo responder y se limitó a agarrar una toalla y entrar al baño. Ya estaba en la ducha dejando que el agua corriera por su piel; empezó a pasar el jabón por cada parte y cuando tocó su clítoris se estremeció y recordó la increíble sensación de lo que pareció una interminable cantidad de orgasmos; se esforzó en no pensar en ello y terminó de bañarse rápidamente para luego secarse; apenas se había puesto la toalla cuando Rio entró y pasó a su lado hasta la ducha sin decir nada, como si ella no estuviera ahí.

    Al poco tiempo Rio salió y materializó su ropa. Iris estaba vestida con una falda azul y una blusa negra; además había recogido su cabello en una larga cola de caballo. Rio no pudo evitar pensar que ella lucía especialmente hermosa así.

    —Sígueme—. Rio cerró los ojos—. Debemos hablar, pero este no es el lugar apropiado—. Cierta sensación de miedo recorrió el cuerpo entero de él.

    Ellos salieron del hotel y llegaron caminando al mismo restaurante de antes. Ella pidió un gran plato de lasaña y un jugo de naranja; comía con ansiedad y miedo, así que terminó muy rápidamente. Ella hacía un esfuerzo por no tratar de huir, pero se tomó unos segundos para respirar lento y profundo hasta calmarse.

     —Es bueno que disfrutemos lo más posible de esta isla, me costó trabajar lo suficiente a modo de desocuparme —dijo Rio mientras relajaba sus hombros.

     —¿A qué llamas trabajo? —preguntó Iris.

     —Desde principios de la creación, he sido el guardián del equilibrio, así como juez, jurado y verdugo de los que atentan contra él. —Rio entrelazó sus manos sobre la mesa—. Esto es por elección propia, pero me encargo de asignar las reencarnaciones entre universos a través de su conexión; las cuales se dan porque las almas más mutiladas son absorbidas por esa conexión, esto es natural, el problema está cuando sucede en cantidades extremas. —Rio se tomó un instante para observar el cielo plagado de nubes—. Entonces esa conexión amenaza con colapsar y si esto último ocurre, los universos acabarían destruyéndose por completo.

     Iris no pudo evitar pensar en el momento en que las almas de sus padres fueron absorbidas por esa conexión y en el comentario de Rio acerca de que ellos ya habían reencarnado. Una lágrima escapó por su ojo derecho y rodó por su mejilla. Luego pensó que esto quería decir que Rio era un protector de un verdadero equilibrio cósmico: algo que nunca habría esperado de semejante ser que aparentemente era tan caprichoso.

     —Tuve que asignar muchas reencarnaciones para desocupar estos días—dijo Rio.

     —En otras palabras: estás de vacaciones —comentó Iris.

     —Así es—. Rio dejó que se le escapara una leve sonrisa—. Aunque no pasa de ser una ocupación hecha por elección para darle sentido a mi propia existencia vacía. Mi verdadero objetivo es la venganza.

     —¿Venganza contra quién y por qué? —La sorpresa se reflejó en el rostro de Iris.

     —Contra mi hermano, el Dios supremo, creador de todos los universos. —La ira se reflejó ligeramente en el tono de Rio—. Él me traicionó: me encerró en esta jaula gigante llamada creación.

     —¿Por qué tu hermano te hizo eso? —preguntó Iris con un tono más calmado.

     —Porque si yo no permanezco acá, tarde o temprano todos los universos acabarían destruyéndose—. El tono de Rio cambió a uno con cierta tristeza—. Nunca encontró una posible solución, así que, en su mediocre divinidad, acabó sacrificándome por el bien de su obra—. Rio separó las manos y las puso debajo de la mesa mientras apretaba ambos puños—. Pero pronto podré abrir la gran cerradura.

Guerrero Inmortal Del Bajo Mundo 1 - Rio e Iris un amor incomprendidoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora