Capítulo XIX: La Liberación Del Caos Absoluto

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     La tierra era negra y el cielo de ese mismo color estaba plagado del reflejo de los cuerpos celestes, entre los cuales no había ninguna luna. Al observar el terreno, no importa que tan lejos mirara Iris o en qué dirección, todo era una llanura gigante carente de vegetación.

    —¿Este planeta cuenta con mares, océanos y otras cosas como montañas o sólo es una gran llanura?—preguntó ella.

    —Hay muchos cráteres con enormes abismos y una que otra montaña, pero este planeta no tiene agua, de hecho, ni siquiera tiene atmosfera, es un planeta muerto—explicó Rio.

    —¿Por qué? —Iris se mordió el labio inferior.

    —No siempre fue así, pero este universo entero carece de cualquier forma de vida que no seamos nosotros y no tengo motivos para devolverle la vida—Rio suspiró.

    —¿Qué sucedió? —Iris quedó con la boca y ojos muy abiertos.

    Rio comenzó a sentir dolor de cabeza.

    —No... no recuerdo

    Rio se desmayó. Cuando se despertó, Iris le miraba preocupada.

    —Al parecer ganar ese par de combates te ha costado demasiado —comentó ella.

    «Quizá no sea sólo eso, quizá hay algo más», pensó Rio.

    Rio enfocó su concentración en sanar su mente dañada por el sobreesfuerzo. Iris sólo lo observaba y se iba a pasear por el despoblado planeta de vez en cuando. Así pasaron tres días con él sumergido en la meditación y ella preocupada ante la idea de que tal vez su demonio no se recuperaría, pues él no se movía y permanecía con los ojos cerrados. Pero entonces cuando Iris iba regresando de haber escalado una cordillera lejana, vio que Rio abría los ojos.

    —He reparado todo el daño mental, es hora de completar los preparativos, Iris—dijo Rio. La euforia invadió su corazón.

    Iris cerró los ojos y sintió ansiedad.

    —De acuerdo, enséñame cómo darte la libertad que tanto anhelas—. Iris suspiró —. Pero antes debes darme algo a cambio, recuerda que puedo negarme, el contrato ya no tiene efecto.

    Rio se levantó y se sacudió la tierra. Abrió los ojos como un buho.

    —No esperaba que dirías eso, pero te daré lo que sea que me pidas que esté a mi alcance —respondió él.

    —Por tu culpa mis dos primeras y casi únicas experiencias sexuales fueron una violación—Iris sonrió y empezó a acercársele—. Ahora quiero hacerlo por mi voluntad y quiero que me lo hagas como si fuera la primera vez... quizá al final es producto de tu poder y manipulación, pues lo reconozco, sólo he sido una marioneta en tus manos, pero te amaba desde antes de que me violaras, luego de eso pasé también a odiarte y aún lo hago, ahora, te ordeno que me hagas el amor.

     —I... Iris, yo... —los labios y manos de Rio estaban temblando.

     Iris acarició el rostro de él.

     —¿Quién lo diría? El poderoso Rio está asustado de una pobre mujer—. Ella le acarició el rostro.

     —Es.. está bien, te haré el amor—respondió Rio.

     Ellos estaban quitándose la ropa mutuamente de forma muy lenta. Cuando estuvieron completamente desnudos comenzaron a besarse apasionadamente.

    Rio acariciaba y apretaba suavemente los senos de Iris.

    Se acostaron uno al lado del otro sobre la negra tierra y Rio comenzó a lamer cada rincón de los senos de ella.

     —¡Ah, no pares, por favor! —dijo Iris a la vez que gemía.

     La vagina de Iris se humedecía cada vez más y entonces Rio bajó su mano lentamente y acarició los labios exteriores para luego pasar poco a poco a los interiores provocando que la vagina se dilatara.

    Cuando la humedad y la excitación eran extremas, Rio retiró su mano y comenzó a bajar con su boca pasando la lengua por el abdomen de ella.

    —Te amo—dijo Rio.

    Iris cerró los ojos y se sumergió en un mar de placer. Rio siguió bajando con su lengua hasta alcanzar el clítoris y se dedicó a lamer. Los fluidos vaginales de ella se escurrían por sus muslos y una lágrima escapó por su ojo izquierdo.

    —¡Y yo a ti, sigue! —gritó Iris.

    Él introdujo su lengua en la vagina de ella. Los lametones se hacían lento al principio y luego cada vez más rápido, acompañados de suaves chupadas. Rio volvió a subir y lamió y chupo los pezones suavemente. Entonces acomodó su posición y usó su enorme pene para penetrar la vagina de Iris.

    Al principio el ritmo de penetración era muy suave, pero se hizo cada más más fuerte hasta alcanzar una velocidad sobrehumana sostenida.

    —¡No te detengas, por favor, sigue, sigue! —gritó Iris.

    Iris alcanzó otros veinte orgasmos y entonces, para sorpresa de Rio, ella lo obligó a quedar debajo. Iris comenzó a cabalgarlo. Desde entonces pasaron tres horas y Rio sentía un placer que le pareció increíble.

     —¿Quién es tu dueña? Me detendré si no me dices lo que quiero—. Iris gemía y estaba bajando el ritmo de cabalgata que para entonces daba apoyada sobre sus manos hacia atrás.

    —Eres mi dueña—respondió Rio y no pudo evitar que se le escapara un gemido.

     Iris intensificó el ritmo y ambos se hundieron en un océano de embriagues y lujuria durante otras doce horas hasta quedar agotados.

     Iris se durmió y Rio sólo se quedó observándola hasta que dos horas después ella despertó.

     —Vamos—dijo Rio mientras se levantaba.

    Él hizo aparecer la gran puerta. Ambos entraron y esta vez Rio abrió un portal dentro de la conexión, ellos lo cruzaron. Rio mantenía sostenida a Iris mientras se desplazaban en un inmenso espacio desde el cual ella pudo observar enormes esferas rodeadas por una luz blanca.

    Eran diez mil millones de esferas y cada una era un universo.

    —Mira hacia arriba—pidió Rio.

    Iris observó que estaban dentro una esfera más grande de luz azul, la cual tenía una ligera transparencia. Tras la esfera había una niebla blanca. Rio llevó a Iris cerca de la esfera.

    —Ahora concéntrate en pensar en todo lo que has vivido conmigo y usa eso para sacar el caos en tu interior, deseando abrir esta barrera, esta es una gran cerradura y tú, Iris, eres la única llave —explicó Rio.

    —De acuerdo —respondió Iris.

    Iris se concentró en hacer lo que dijo Rio y entonces el caos salió en forma de relámpagos negros y rasgó aquella barrera para luego ampliar la abertura lo suficiente para que ambos pudieran salir.

    —Eso ha agotado casi toda tu fuerza, pero aún tienes algo de caos, podrás sobrevivir afuera, recuerda que eres la clave para evitar la destrucción de la creación —dijo Rio.

    Ambos cruzaron la abertura y miraron fijamente hacia la niebla blanca que había del otro lado.

Guerrero Inmortal Del Bajo Mundo 1 - Rio e Iris un amor incomprendidoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora