*La chispa del destino – "No mires atrás" *
*Sophie narrando*
Un intenso olor a café invadió la habitación, y casi como si se tratase de un acto reflejo, me incorpore en la cama y abrí los ojos. Decidí quedarme durante unos pocos segundos apreciando ese inconfundible aroma, sabía que lo reconocería incluso estando dormida, y es que el café de mi nana era lo más maravilloso de todo el planeta. Sigo sin entender cómo es posible que esa mujer haga un café tan majestuoso y yo uno tan mediocre. Durante años enteros le rogué que me confesara su secreto, pero a pesar de mis suplicas y de que yo soy "la niña de sus ojos", ella jamás confesaría sus secretos culinarios.
Deje de dar vueltas y salí de la cama, necesitaba con urgencia ir a reclamar mi bendita taza de café matutino. Después de cepillar mi cabello y mis dientes, llegue a la sala y me quede sorprendida al observar una escena que hace muchísimos años había dejado de existir.
Mi papá y mi nana charlaban animadamente e incluso sonreían mientras me esperaban para desayunar; en ese instante tuve infinidad de razones para sentirme plena, mi papá finalmente estaba fuera de su computadora compartiendo tiempo, sonriendo y mi nana estaba sentada en la mesa para desayunar junto a nosotros. Supongo que esa escena dejo de ser posible por mi mamá, tal vez mi papa prefería escaparse de ella y de su manía de arruinar cada desayuno al quejarse del café de mi nana o enviarla a la cocina, porque un empleado no debía desayunar con los señores, tenía que entender que su lugar era en la cocina o limpiando.
Y ahora que lo pienso, esos tendrían que haber sido indicios de que mi mamá no estaba muy bien que digamos, digo, ¿Quién en su sano juicio podría despreciar la comida de mi nana? Para mi cada bocado era como estar en el cielo...en el cielo de las calorías, claramente.
- Buen día- les di un beso a cada uno en la mejilla y me senté en mi lugar mientras me dedicaba a devorar todo lo que tenía enfrente.
- Parece que dormir te abre el apetito- Sabia que lo decía en broma, porque mi nana sonreía satisfecha mientras me comía todo lo que estaba en la mesa.
-¿Solo dormir? Creo que a mi hija todo le abre el apetito, si sigue comiendo así vamos a directo a la quiebra-
-Ustedes tienen envidia de que tengo este cuerpo maravilloso incluso cuando como todo lo que quiero-
Ambos rieron animadamente y mi corazón no podía sentirse más pleno, y es que en serio no lo podía creer. Finalmente estaba compartiendo tiempo con mi papá, y no con la versión de mi papá que fingía estar presente mientras su mente estaba divagando en sus universos literarios, tenia frente a mí a la versión de mi papá que se comprometía en cuerpo y alma a disfrutar de esos pequeños momentos juntos.
Pueden tildarme de exagerada o incluso de dramática, pero creo que la felicidad está ahí, en esos momentos simples que dejamos pasar creyendo que son insignificantes, pero en realidad lo son todo. Iba a grabar a fuego ese momento en mis recuerdos y nunca me lo iba a sacar del corazón.
Lamentablemente, la felicidad no es un estado constante, así que mi momento preciado fue opacado cuando un sentimiento de culpabilidad me invadió sin pedir permiso. Yo me sentía tan feliz sin considerar que mi papá tuvo que atravesar un infierno para poder estar ahí parado en ese instante. Y sin embargo, creo que ese caos fue un golpe de suerte, descubrir a mi mamá con su hermano fue lo mejor que le pasó en la vida.
Todos esos años interminables que compartió con mi mamá lo tenían convertido en un robot, casi se sentía como si él hubiese perdido su alma y su único objetivo en la vida era escribir y recaudar; definitivamente el estuvo corriendo sin parar ni siquiera un segundo durante todo este tiempo, y hoy por primera vez en muchísimo tiempo, logro detenerse y volvió a la vida.
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La chispa del destino
General FictionCuando en cuestión de segundos, su vida entera empieza a desmoronarse y arder frente a sus ojos, lo único que Sophie supo hacer, fue luchar con todas sus fuerzas en contra de esa corriente que amenazaba con arrastrarla hacia aquel remolino de destru...