*La chispa del destino – "Yo no soy una persona sensata" *
*Sophie narrando*
La luz del sol se coló a través de la ventana e invadió por completo mi habitación. Sintiéndome muy fastidiosa, me incorporé en la cama y miré el reloj, eran apenas las 7:14. ¡Quería seguir durmiendo!, pero sabía que si me volvía a dormir, ninguna alarma o ser vivo iba a ser capaz de despertarme.
Agarré mi celular para ver si tenía notificaciones, y casi sin poder evitarlo, Ethan se apoderó por completo de mis pensamientos. Hoy se iban a cumplir tres semanas desde la última vez que lo vi, y para mí, eso se sentía como si fuese una eternidad. Aunque me cueste admitirlo, cada día que pasé sin encontrarlo, fue aniquilando lentamente mis esperanzas de volverlo a ver.
Era irónico, ¿no?. Cuando tuve la oportunidad de salir con él, de conocerlo, decidí negarme rotundamente y rechazarlo; pero ahora que si quería verlo, él no aparecía por ningún lado.
En esos 21 días, no hubo una sola vez en la que no realice ese mismo camino que me llevó hasta él la primera vez, se me hizo tan automático pasar por esa zona, que incluso cuando necesitaba ir a otro lugar, elegía desviarme y pasar por ese punto en el que nos chocamos aquella vez. Pero nunca lo volví a ver, tal vez lo nuestro era encontrarnos cuando no nos estábamos buscando.
Volví al mundo real cuando el reloj emitió un pequeño pip, mierda, eran las 8. ¿Estuve prácticamente una hora pensando en Ethan?. Sacudí mi cabeza, estaba molesta conmigo misma. Odio la forma en la que él se adueña de todos mis sentidos. Necesito alejarlo de mi mente con urgencia, porque es ridículo estar pensando en alguien que solamente vi dos veces. Apenas sabía su nombre y con todo esto de pensarlo y buscarlo, me sentía como una loca obsesiva a dos segundos de graduarse como acosadora. No podía estar tan intensa con un perfecto desconocido. Tal vez sea más sensato enfocarme en todo lo que está por venir y no en un chico.
Este mes viviendo en Connecticut trajo muchísimos cambios para todos, me costaba entender como en tan poco tiempo, nuestra vida había dado un giro tan radical.
Mi nana y Owen (el chofer) parecían estar completamente enamorados, ellos no querían admitirlo, pero siempre que podían se escapaban a charlar e intercambiar sonrisitas y miradas cómplices.
Hayley seguía siendo Hayley y siempre que podía aparecía con alguna chica distinta. Este mes creo que fueron 6, y para ser honesta, todas parecían tener una voz excesivamente chillona y un cerebro vacío.
Olivia se transformó en una parte fundamental de nuestras vidas, particularmente de la mía. Era increíble, pero en poquitísimo tiempo formé un vínculo muy fuerte con ella. Hablando, descubrimos que compartimos muchísimos gustos y pasatiempos, así que siempre que tenemos la oportunidad salimos juntas a comer algo, caminar, hacer compras, ver películas e incluso me está enseñando a cocinar. Y yo estaba tan feliz con eso, amaba compartir tiempo con ella, teniéndola cerca me sentía tan cómoda...era como si hubiese encontrado algo que perdí hace muchísimo tiempo.
Mi papá era otra persona. A veces tenía un semblante de preocupación, pero la gran parte del tiempo parecía ser el hombre más feliz del mundo al tener cerca a Olivia, sin dudas, Liv era su persona. Y yo seguía esperando impacientemente que esos dos decidan darse una oportunidad, tener una relación, pero parecía que eso no iba a pasar, al menos no ahora. Era como si ellos tuviesen heridas pendientes por enmendar, heridas que los mantenían separados.
Yo había decidido que no quería empezar la universidad, al menos no por ahora. No lograba definir qué era lo que quería estudiar, y no es algo que se debe tomar a la ligera. Tengo 20 años, y necesito estar segura de elegir bien lo que realmente quiero ser durante el resto de mi vida. Odiaría verme a mí misma a los 30 infeliz por ejercer una profesión que resulto no ser lo mío. Sin embargo, no quería que mi papá tenga que mantenerme mientras yo decidía que hacer con mi vida, planeaba conseguir un trabajo e ir independizándome.
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La chispa del destino
Ficción GeneralCuando en cuestión de segundos, su vida entera empieza a desmoronarse y arder frente a sus ojos, lo único que Sophie supo hacer, fue luchar con todas sus fuerzas en contra de esa corriente que amenazaba con arrastrarla hacia aquel remolino de destru...