*La chispa del destino – "Él le puso un precio a tu cabeza" *
*Sophie narrando*
Mis ojos se clavaron en el enorme reloj que descansaba sobre aquella pared gris de la oficina. No puedo evitar darme cuenta de que hace 30 minutos, perdí oficialmente cualquier rastro de cordura que quedaba en mi cuerpo.
Lo único que hacía era llamar compulsiva y desesperadamente a mi Papá, Hayley, Olivia, mi nana, e incluso a Owen, pero era inútil. No importaba cuantas veces marcaba, o cuanto insistía, nadie atendía el maldito teléfono ni devolvía mis llamadas. ¿Que mierda estaba pasando? ¿Dónde estaban? ¿Era tan difícil llamarme y decirme si estaban bien?
¡Me iba a volver loca!, y Ethan no estaba ayudando para nada. Desde que se fue hace media hora, no volvió a aparecer, ¿qué estaba haciendo? ¿Se olvidó de mí, de que me dejo completamente sola en un lugar que me es desconocido?
De un momento a otro, todo mi cuerpo decidió traicionarme y empezar a fallar. Mis piernas se volvieron más temblorosas que una gelatina. Apenas fui capaz de llegar hasta el sofá y sentarme ahí para observar como todo mi cuerpo temblaba frenéticamente.
Mis pulmones aclamaban por un poco de oxigeno, pero sin importar que tanto inhalase, nunca me era suficiente. Intentaba calmarme a mi misma mientras me repetía que todo iba a estar bien, que todos estaban bien, pero no podía. Había logrado contener los nervios y el miedo hasta recién, pero ahora que seguía sin poder comunicarme con mi familia y la adrenalina había disminuido, yo simplemente era incapaz de mantener la compostura.
Un millón de lágrimas empezaron a caer por mis mejillas, mientras que mi pecho y mi garganta empezaron a cerrarse violentamente, no podía respirar, no podía regular mi ritmo cardiaco, y esta vez era yo la que tenía un ataque de ansiedad.
Quería gritar, quería pedir ayuda, pero no podía emitir palabra alguna. Afortunadamente, la buena suerte decidió aparecer cuando la puerta de la oficina se abrió y Aiden entró. En el mismo segundo en que su miraba me encontró, y vio en el estado que estaba, corrió desesperado hacia mí. Y me envolvió entre sus brazos en un inútil intento de calmarme.
—Sophie, linda, necesito que te calmes ¿sí? Esto te puede hacer mal— quería responderle, pero no podía. Intente formular aunque sea una palabra coherente, pero de mis labios salió un balbuceo inentendible, él pareció notarlo — Sophie, ¿podes hablar para mí por favor?, necesito que me hables. — lo único que pude hacer fue negar con la cabeza, y aparentemente eso asustó bastante a Aiden. — ¡HUNTER!— con su grito, un pelinegro de ojos grises entró por la puerta, y yo me quedé atónita. Ese chico media como dos metros y su masa muscular era simplemente de otro mundo ¿él era real o ahora también estaba delirando? ¿Cómo alguien podía ser tan grande? Si Owen me parecía un gorila, este chico era un gigante.
— ¿Qué pasó Aiden? — él lo miró confundido pero cuándo bajo su mirada y me vio a mi tan altera, inmediatamente cambio su expresión — ¿Qué mierda le hiciste? ¡Ethan te va a matar idiota!
—No le hice nada imbécil, entre y ella ya estaba así— si, hagan de cuenta que ni siquiera estoy presente. —deja de hablar y trae a Ethan— al fin decían algo inteligente.
Aquel enorme chico se fue corriendo, y por un segundo creí que haría temblar la casa entera. No sé cuánto tiempo paso, pero él volvió y trajo consigo a un Ethan muy preocupado. Ethan casi de inmediato me separó de Aiden y me coloco en su regazo mientras me envolvía entre sus brazos. Coloque mi cabeza en su pecho, y poco a poco fui calmándome con la ayuda de los latidos de su corazón.
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La chispa del destino
General FictionCuando en cuestión de segundos, su vida entera empieza a desmoronarse y arder frente a sus ojos, lo único que Sophie supo hacer, fue luchar con todas sus fuerzas en contra de esa corriente que amenazaba con arrastrarla hacia aquel remolino de destru...