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El mayor aflojó su agarre y miró con más dolor —y arrepentimiento— al menor.

Donghyuck lo agradeció, soltándose rápidamente.

—Se que estuve mal, de verdad me arrepiento de lo que hice, Donghyuck. Yo de verdad te amo. —Pero el menor se rió nuevamente, no podía creer nada de él.

Su chico era un horrible llorón pero un hermoso mentiroso.

Y con eso se refería, que siempre decía que cambiaría.

Donghyuck negó, él siempre vio las fotos llegar, y siempre creía en las dulces mentiras de Jaeno.

Este nunca le tomó importancia ¿Ahora por qué lo haría?

—No, Jaeno, lo hecho, hecho esta. —El menor lo quería sujetar pero se alejó. —No puedes cambiar algo que ya está tan mal, roto.

My Boy | nohyuckDonde viven las historias. Descúbrelo ahora