Capítulo 19

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Liam PDV*

Entré en la habitación y me encontré que Carmen también estaba allí así que le dije que fuera con Harry porque ya no se aguantaba... Y era verdad. Habíamos acordado no salir esta noche, ya que era la última que pasaríamos con ellas hasta dentro de dos meses y si salíamos seguro que comenzaban a comerse la cabeza en que mañana tenían que coger el primer vuelo de la mañana o sea, a las 7:30. Así que pensamos que era mejor mantenerlas ocupadas en algo que no tuvieran la oportunidad de pensar en que mañana se tenían que ir. No puedo creer que mañana se vayan... Pero a la vez estoy completamente seguro de que dentro de dos meses volverán, no sé porqué respecto a eso estaba tranquilo, lo único que me preocupaba era lo de estar 2 meses sin ella... Al menos tendría a los chicos que quizás me hagan pensar en otra cosa.

Cuando entré en la habitación Aida estaba diciendo que "lo tendría muy claro" y cuando ya nos quedamos solos le pregunté.

-¿Qué es eso que tienes tan claro? -Dije sentándome a su lado en el sofá y poniendo mi mano sobre su pierna.

-Pues... Que quiero ir a relajarme al jacuzzi... -Dijo no muy convencida mientras se levantaba hacia el armario a cojer un bikini supongo.

-Anda ya, no me mientas que te conozco. -Dije mientras me acercaba a ella y la abrazaba por la cintura. Ella se volteó mirándome a los ojos.

-En realidad lo que tengo tan claro es que te quiero mucho, demasiado. -Me susurró en el oído y de repente mi corazón empezó a latir muy fuerte, se me salía del pecho.

-No más que yo, pequeña. -Le susurré y la cogí en brazos hasta llegar al jacuzzi que había llenado esta mañana y nos metimos dentro.

-¡Liam que estamos vestidos! -Por poco tiempo, pensé...

-¿Y qué más da? Deja de preocuparte, que es nuestra última noche hasta que vuelvas. -Le dije. Ahora mismo estaba sentada encima de mi mirándome a los ojos. Pensaba que me iba a contestar alguna de sus tiernas palabras, pero en cambio comenzó a besarme. Para ser honesto hoy tenía muchas ganas de ella y parece ser que ella de mi porque me estaba besando como nunca. Era un beso delicado y a la vez salvaje, tierno pero con ganas. Se me ocurrían muchos más adjetivos pero no hay tiempo para decirlos todos. Deslicé mis manos desde su cintura hasta su cadera y la acerqué más a mi. Cuando estaba lo suficientemente cerca comencé a darle besos por el cuello hasta llegar hasta detrás de su oreja (sabía que era su punto débil) y sentí como daba un pequeño suspiro en mi oído, lo que hizo que se me erizara la piel. De repente sentí su mano en mi espalda, bajo mi camiseta mojada, acariciando mi piel aún erizada y subiendo mi camiseta hasta deshacerse de ella. Yo subí mis manos desde su cadera hasta conseguir quitarle la camiseta y después las coloqué en su cintura para subir acariciando su espalda hasta desabrochar su sujetador negro que me volvía loco. Empezaba a hacer mucho calor, pero no se si era por el agua caliente de jacuzzi o porque Aida había comenzado a darme besos por el cuello continuando hacia mi pecho. Bajó sus manos desde mi cuello hasta el botón de mi pantalón, acariciando mi pecho y mi abdomen, y lo desabrochó. Entre los dos logramos deshacernos de el resto de la ropa logrando por fin que no hubiera ni pantalones ni camisetas, sólo su piel y la mía sintiendo el calor que la situación producía. Se volvió a sentar encima de mi y ahí supe que era el momento de hacerla mía y que nuestros cuerpos se hicieran uno fundiéndose entre suspiros de placer.

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Carmen PDV*

Sonó el despertador a las 6:00 y comenzaba el peor día de mi vida aunque el comienzo era maravilloso porque despertarse al lado de Harry mirándote con esos maravillosos ojos verdes y sonriendo a la vez que se le formaban esos bonitos hoyuelos te hacía parecer que aún estabas soñando.

Dime que me quieresDonde viven las historias. Descúbrelo ahora