◄ Capítulo 14

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─═ Cielo ═─

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─═ Cielo ═─

Avanzando por la última carretera antes de llegar a Dàires,  una canción mecía mis pensamientos y se deslizaba a través de las  paredes del autobús como si quisiera que todo el mundo siguiera el mismo  ritmo

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Avanzando por la última carretera antes de llegar a Dàires, una canción mecía mis pensamientos y se deslizaba a través de las paredes del autobús como si quisiera que todo el mundo siguiera el mismo ritmo. La emisora local solamente retransmitía villancicos y canciones llenas de sueños.

Yo permanecí en silencio mirando por la ventana empañada, jugando con la naciente luz de ese lunes festivo que se colaba entre los dedos de mis manos, iluminada por las sombras alargadas.

Esa noche apenas había dormido.

Me había sido inevitable pensar constantemente en esa ciudad llena de colores, acercándose a un ritmo lento por el lecho del río mientras yo suspiraba nerviosa, intentando tranquilizarme al saber que estaba ahí por voluntad propia. Había aceptado su propuesta de vernos esa mañana.

—Eres fuerte. —pensaba, intentando darme mucha confianza. —Solo debes pensar en amarillo.

Aunque pensar en amarillo implicaba pensar en ella. Porque si de verdad existía un problema, era Eva. Esa profesora de largos cabellos castaños y profundos ojos verdes había sido la propia solución y también la causa de toda mi incomodidad. No sabía lo qué podía llegar a suceder.

Deseaba verla, pero a la vez no.

Por eso quise distraerme cuando atravesamos el puente y la Navidad se acomodó en mi mente mientras las luces colgantes de la calle principal y las decoraciones en los edificios más altos me hicieron vibrar con emoción, viendo subir la cálida luz del sol a través de las ventanas gruesas.

Nos acercábamos y yo no sabía si había tomado la decisión más acertada de vernos tan pronto, porque me instinto en realidad me decía que me estaba precipitando a un vacío, escondida en medio de los sentimientos tranquilos que me provocaba su mirada. Pero suspiré con fuerza.

La gente a mi alrededor se dio prisa en bajar nada más detenernos en la estación, esperando a que las puertas se abrieran a través de un andén vacío, lleno de aire frío y luces parpadeantes.

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