15. Sin raíces

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Parte 

XV.

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"Corriendo con mis raíces levantadas,

me tomaron de sorpresa para que pudieran cortar

lo que quedaba de amor en mí."

-Marina & The Diamonds, ("Rootless").

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Más que ganas de romper en llanto, Ruffnut quería tomar su hacha y tumbar un árbol.

Así que, eso fue lo que hizo.

Excepto, que en lugar de tomar venganza con la naturaleza que Fishlegs amaba tanto, se sintió más placentero hacerlo con un objeto que le perteneciera a su hermano.

Ante el primer encaje del filo de su arma contra el soporte de la cama de Tuffnut, Ruffnut comprendió mejor la fascinación de Astrid por la destrucción de propiedad ajena. ¡Oh, que liberador se sentía! De ambos, Tuff había crecido con más afinación por el orden personal, así que su venganza se sintió más rica de lo normal. Aquel flacucho era taaaan limpio, y taaaan creativo, a la hora de decorar su lado de la recámara. ¡Se creía un verdadero artista!

Pues, toma esto!

Conforme ambos habían necesitado de más privacidad, tener una barrera física había sido inevitable, así que Tuffnut había recurrido a colocar una cortina (cocida a mano, porque así de aburrido, Tuff podía llegar a ser), justo a la mitad de su territorio compartido.

Decir que Ruff se había divertido un sin número de veces al destruir dicha cortina de diferente maneras, era decir poco. Parte de la existencia de Ruffnut, consistía en provocarle corajes a su hermano.

"Ni siquiera paso las noches aquí ya, ¿para qué necesitas esa cosa?" Ruffnut recordó haber reído, ebria en hormonas, y en la cima del placer con su enredo con Snotlout y Fishlegs. Había dicho la verdad—Y hasta ahora, podía entender por qué su hermano había parecido enojarse más con la burla. "Deberías aprovechar mi ausencia, Tuffnut. ¿Qué tal si tienes algo de diversión a mis expensas? Aprovecha las dos camas—Y no, no me refiero a que las uses para Barf y Belch, ¡idiota!"

¡Idiota, idiota, idiota!

Por mucho tiempo, Ruffnut había deseado que su hermano aprendiera a divertirse como ella, pero sin ella. Había querido para él, la misma experiencia pasional e intenso entretenimiento, que un amante podía proporcionar. Después del duelo con Drago, y en pleno inicio de algo nuevo, Ruffnut no había podido escapar de la culpa, cuando en lugar de regresar a su choza por las noches, los susurros seductores de Snotlout en su cuello y los masajeos dulces de Fishlegs sobre sus pechos, la habían convencido de lo contrario. La distancia había sido inevitable. Una vez que Ruffnut había descubierto que tan extasiante podía ser el sabor de la independencia, sus ansias por más y más, sólo habían aumentado. Había extrañado a su hermano, pero al mismo tiempo, lo había resentido por su patética inadecuación.

-¿Por qué no haces lo mismo? Búscate a alguien y deja de verme con esos ojos caídos. Ruffnut había pensado, durante pasadas sesiones de entrenamiento, ambos sobre sus Zippleback, pero fuera de sincronía. -¡Véngate de mí, para que deje de sentirme tan mal!

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