PREDILECTOS

Concientización

Tras la recuperación de las gemas gracias a aquella misión de rescaté, fueron analizadas a profundidad con el propósito de asegurarse que no se encontrarán dañadas de alguna manera, por algún motivo no tardaron en volver a su verdadera apariencia, seguramente al sentimiento de estar el casa.
Una vez se aseguraron de su estado, fueron entregadas a Satán quien sin demorar las baño en su sangre provocando que los cuatro predilectos renacieran con el aspecto de pequeños infantes de cuatro a cinco años, estos solo observaron a su "padre" para posteriormente intercambiaron miradas entre ellos, su confusión se reflejaba en sus ojos, como si algo no cuadraba del todo para ellos.

SATÁN

Es bueno tener a las pequeñas de vuelta en casa, pero el hecho de haber conseguido la segunda gema híbrida es simplemente perfecto, con ellos cuatro de mi lado haré que el gran conquistador de Yavhet caiga junto a su pequeño reino de mentiras.

-Este... - Su pequeña voz me saco de mis pensamientos, como era de esperarse Angela fue la primera en decir palabra, es una líder después de todo.

Tras una breve presentación de mi parte les informe acerca de su deber, aunque antes de que se les asignen tareas deberían ser entrenados para que recuperen su eficacia en combate, termine indicando sus nombres y pensar que habían logrado engañarme al respecto de la naturaleza de los hermanos de no ser por el diario que Angela dejó nunca lo hubiera averiguado.

-Entonces, ¿Los cuatro somos como hermanos? - Angela no tardo en preguntar sobre aquel detalle técnico.

-¿Hermanos?, ¿Cómo crees?, tan solo son infantes pequeñas - Rique se negó a la idea casi de inmediato.

-¡Ustedes también son pequeños idiota! - Fue reprendido por Angle recalcando lo obvio y Angela asintió apoyándola.

-Pero al ser feminas son más débiles por naturaleza, será una lastima que nos relacionen con ustedes - Enrique dijo casi en burla, obviamente quería provocarlas.

Su intención resultó, ya que ese comentario fue el toque de queda para que Angela perdiera la paciencia y se le lanzara encima para darle una lección mientras trataba de matarlo o al menos hacerlo ver los ojos de la muerte, siendo sincera era divertido de ver, su comportamiento infantil, pero necesito a los cuatro.

-¡ANGELA, ENRIQUE, MALDITOS MOCOSOS SEPARENSE YA! - Dije en aquel tono endemoniado, incluso distorsionando mi voz un poco para que estos hicieran caso.

Le hice la señal a Luciel para que este los llevara a sus respectivas habitaciones, si bien las chicas ya tenían sus habitaciones designadas, estás habían sido reformadas para evitar un fuerte impacto con sus memorias, si bien que las recuperarán fuera ideal, que fuera de golpe sería un problema.

El primer día de su entrenamiento y educación, estuvo lleno de peleas entre ellos, simplemente no eran capaces de controlar sus emociones, posiblemente el núcleo de las gemas aún no se regulaba adecuadamente, por lo que fueron llevados a las salas de torturas durante al menos un mes, necesitaban liberar toda esa energía que no les permitía regular su sistema emocional, tal vez no era el mejor método, pero era el único conocido que funcionaba con ellos, al menos había sido así antes.

No tardaron mucho en recuperar sus habilidades tanto mágicas como físicas por completo, pero el hecho de que se quisieran matar entre ellos, sobre todo Angela y Enrique; era algo constante, podían estar bien durante varios dias, pero bastaba un pequeño detonante para que atacarán al otro, por lo que llegaban a pasar un año con sus torturas.

Satán quería vengarse por lo ocurrido en la ultima guerra, planeo enviar a las chicas, pero corre el riesgo de que Lucifer las reconozca y trate de detenerlas o incluso que recuperen la memoria de su concientización pasada; Lucifer ya no ha visitado el infierno desde la guerra, después de todo la tregua que se había mantenido se rompió y pasarían eones antes de que se recupere, aún así él estaba apegado a las hermanas y viceversa, enviar a los chicos tenían aún más desventaja, además de que apenas alcanzaron la apariencia de diez años, haciendo evidente que su recuperación completa estaba lejos.