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En tan solo una semana, habían pasado varias cosas y una de ellas había sido la más alegre para Millie. La señora Brown había conseguido ahorrar lo suficiente como para comprar una casa y dejar el pequeño apartamento en el que ambas vivían. En tan solo un día habían logrado mudarse, puesto que no eran muchas las cosas que tenían.

Millie tenía que admitir que lo primero que noto en la casa, es que tenía suficiente espacio como para poder un piano, tal vez no en su habitación, pues no cabría del todo y su madre no le permitiría sacar la cama, pero, la sala tenía suficiente espacio para los sofás, televisor, uno que otro mueble y un piano. Si, tal vez sus ahorros no alcanzaban ni para la mitad del costo de un piano ya usando, pero, no se rendiría hasta no tener un piano en su casa.

Otra de las noticias, esta bastante sorprendente, era que Finn había mejorado bastante bueno tocando el piano. Claro que aún tenía varios errores y las notas seguían siendo confusas para el, pero, estaba tratando y la castaña era buena maestra.

Y claro, habían estado asistiendo por las noches a la escuela, ninguno de los dos faltaba. Millie tocaba una canción, Finn no paraba de decir lo bien que se le daba tocar el piano y, de vez en cuando, compartían uno que otro beso.

[✰]

—Vamos, Finn. —Insistió la castaña. —Practica la pieza, mañana el profesor pone nota y sabes lo estricto que es.

Finn no podía mantener ambos ojos abiertos, le costaba, moría de sueño. Habían llegado hace 4 horas, desde las 8, y estaba por dar la una. Era lógico que Wolfhard muriese de sueño, su hora de dormir había pasado hace dos horas.

—Mills, vayamos a casa.

Quería que el pelinegro obtuviese una nota perfecta, quería ayudarlo más, pero, tenía razón, tenían que descansar. Después de insistirle un par de veces termino por aceptar.

—Está bien —Soltó un suspiro. —Vámonos de aquí.

—¿En serio? —Preguntó con los ojos iluminados. Millie solo asintió. —Eres la mejor. —Dijo y depositó un pequeño beso en su mejilla, la cual, de inmediato tomó un color rojizo.

[✰]

Tenía que admitir que estaba más nerviosa que el pelinegro, el profesor le había pedido que trabajase más con Finn en lo del piano, pues era quien más ayuda necesitaba, pero, ella de todas formas lo hubiese hecho y no porque Wolfhard necesitase ayuda, sino porque quería temer una excusa para estar ambos sentados en el pequeño banco frente al piano, tener una excusa para estar tan juntos, tener una excusa para que sus manos rozaran mientras ambos tocaban el piano.

Amaba a Finn Wolfhard, de eso no tenía dudar.

Unos minutos después de que la clase comenzase, el profesor comenzó a caminar por cada mesa, pidiendo a los estudiantes que comenzasen a tocar la melodía que habíamos estado practicando. Los minutos pasaron y por fin fue turno del pelinegro y la castaña, Finn le pidió a la chica que lo hiciese ella primero, así el podría relajarse un poco e intentar ocultar sus nervios, Millie aceptó.

Ahora si, era el turno del pelinegro. La chica moría de nervios, habían practicado esa pieza una y otra vez, pero, temía que se equivocase. Tal vez, ella estaba más nerviosa que él.

El pelinegro comenzó a tocar el piano, no parecía estar nervioso, Millie creyó que no lo estaba, pero, era algo que ocultaba bastante bien. Los nervios se estaban apoderando de él, pero intentaba evitarlo. La castaña se relajó al escucharlo tocar el piano, cerró sus ojos por un momento para "escuchar mejor", pero, solo consiguió quedarse dormida por unos minutos

La música terminó y la chica volvió a abrir sus ojos, miró a el profesor, quien tenía una sonrisa y apuntaba un par de cosas en su libreta, les sonrió a ambos y siguió con su trabajo.

—Me encantó. —Dice Millie.

—Claro, tanto te gustó que te quedaste dormida. —Dijo Finn, riendo.

—Lo siento, Finnie. Fue inevitable, tú tocabas el piano y la tranquilidad me invadió, cerré mis ojos por un momento y tu ya habías terminado. —Ella sonrió. —Creo que, cuando tenga un piano en casa, te pediré que lo toques para mi en las noches, cuando no pueda dormir.

—Con gustó. —Sonrió. —Solo si puedo dormir contigo después.

—¿Sabes? Mejor escucharé música cuando no pueda dormir. —Bromea la castaña y el pelinegro vira los ojos.

—Graciosa.

Millie deja un pequeño beso en la mejilla de el chico, logrando que este se sonroje.

Hace rato que no actualizaba esto, lo siento, no tenía idea de que escribir

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Hace rato que no actualizaba esto, lo siento, no tenía idea de que escribir.
¿Saben? Aunque no lo crean, esta historia está por llegar a su final :D.

Si te gustó, te agradecería que me regalaras una estreshita :3.

Gracias por perder un poco de tiempo leyendo esto~

Piano || Fillie (EN EDICIÓN)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora