Llegamos y Natasha enseguida se duerme Amary necesita tomarse un calmante, está bastante nerviosa. Yo no puedo dormir tampoco, necesito salir a correr o acabare matando a alguien.
Me pongo ropa de deporte cómoda y busco a Amary, se está duchando asique bajo a esperarla en la cocina mientras cómo y bebo agua. No es bueno ir en ayunas después de haber bebido.
Cuando baja hablo con ella y le digo que se quede a cuidar a Natasha, son las 6 de la mañana. Hace un poco de fresco, hoy no levo cascos quiero pensar y la música no me deja.
Voy a un parque que me han recomendado, con árboles altos, ríos, cascadas y algo tenebroso. Pero dios es magnífico, este sitio, es verde, huele a limpio, se oyen las hojas, animales, el viento...
Antes me gustaba estar sola, así nadie se dé decepcionaría de mis actos, no tendría que dar explicaciones y al no tener gente, no hay puntos débiles con los que puedan atacarme. Mi antigua yo querría estar sola, pero creo que los sentimientos y tener algo por lo que luchar, te da más fuerzas.
Sigo corriendo al mismo ritmo escuchando la naturaleza y pensando en mi plan. Es raro estoy escuchando un llanto, parece un niño. Voy hacia el sonido lentamente, no quiero asustar a nadie o peor que sea una trampa. No creo que sea una trampa, pero nunca se sabe, él es peligroso.
Es una niña y está en pijama de ositos, no tiene ni zapatillas. Como habrá llegado aquí, hago ruido y se da la vuelta asustada. Le sonrió, mientras avanza y ella me mira sin dejar de llorar.
-hola, ¿estás bien? No te haré daño, estaba corriendo y te escuche. Pensaba que eras un osito llamando a su mama.-
-ma...mi...-
-tranquila, primero respira, deja de llorar y cuéntame que pasa. Te ayudare.-
La niña se abrazó a mí y la acune hasta que se tranquilizó, le di un poco de agua y espere hasta que hablara.
-¿Cómo te llamas?-
-yo bella y ¿tu peque?-
-tu nombre es bonito, me llamo Emily, mis amigos me llaman Emi.-
-bien, Emi. ¿Me cuentas que te ha pasado?-
-estaba durmiendo, escuche un ruido. Baje a la cocina y vi hombres haciendo daño a mami. Mi hermano no estaba, corrí por ayuda. Peor no hay nadie.-
-es muy temprano están todos durmiendo, pero yo estoy aquí llévame a tu casa.-
-te harán daño, mami lloraba.-
-a mi porque soy fuerte, venga vamos. Te llevare en mi espalda y tú me guías.-
La monto en mi espalda y echo a correr por donde me dice, ella ríe en un momento soy rápida. Así se distrae y no piensa en cosas malas, espero que su madre este bien. Llegamos a la casa y la puerta delantera está cerrada, voy por atrás.
Miro y veo a una mujer en el suelo de la cocina, le digo a Emi que espere en el jardín. Es una casa de dos plantas pequeña, con jardín delantero y trasero. Entro despacio, por la huellas de sangre del suelo, creo que se han ido todos.
Cojo un cuchillo y recorro la casa rápidamente, para ayudar a la mama de Emi. No hay nadie, en un baño encuentro un botiquín. Lo cojo y bajo corriendo a la cocina, le doy la vuelta con cuidado.
Dios mío e han dado una gran paliza a la madre, con un trapo mojado con agua la limpio un poco, para ver las heridas. Respira y tiene buen pulso, asique esta desmayada.
Tiene morados en ojo, cuello, brazos, piernas, una herida en el labio y la cabeza. Le levanto el vestido un poco y encuentro sangre, espero que no sea lo que pienso. Busco el teléfono y llamo a una ambulancia, no llamare a la policía los buscare y me encargare de ellos personalmente.
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Cicatrices.
Novela JuvenilPrólogo: El roto. Ella rota. El peligroso, mujeriego, pero sobretodo celoso. Ella peligrosa, desafiante pero sobretodo dañada.