#2 Capítulo 2

150 21 0
                                    

Can tenía examen de su especialidad. Solo por eso se obligó a levantarse de la cama, aún con el dolor en el cuerpo y con el cerebro pesado. En una esquina del cuarto vio una figurilla de un león que nunca había visto antes y le recordaba a Cantaloupe. Al bajar observo a su hermana que estaba en la mesa desayunando con la cabeza metida en su plato, sin estar vestida para ir a la escuela, su madre estaba dando vueltas en la cocina preparando más comida de lo normal y podía escuchar a su padre en alguna parte de la casa. Lo cual si era raro, ya que éste siempre estaba en la calle de camino al trabajo a esta hora.

Su hermana lo miró con enojo, pero no dijo nada, así que él evito preguntar. Miro su comida y sintió como se revolvía su estómago. La verdad por primera vez en su vida no se creía capaz de comer. Entre lo que sucedió el día de ayer con Tin, lo que vio luego, más los sueños en que no dejaba de correr buscando algo no se sentía como él mismo.

-Muévete idiota tenemos que llegar temprano a la universidad...

-¿¡Cantaloupe!? –un gato, era una miniatura de un león, color rojo fuego estaba a su lado sin que él se diera cuenta. En cuanto él lo llama por su nombre lo ve negar con la cabeza, su madre cae de rodilla y su hermana igual.

-Buenos días protector Singh. – exclaman las mujeres provocando un salto en Can y que el gato cambie de forma. Era su rostro, pero no lo era. Toco la cabeza de Ai Limón con cuidado, tal vez con ternura y luego la de su madre que suspiró aliviada.

-¿Qué sucede?

-Ahora mismo no es importante. Debemos llegar a la universidad antes que inicien las clases ya que tienes que hablar con Tin sin falta.

- ¿Qué diablos? No te creas que voy a hablar con él.

-Can es muy fácil. Hablas con él y arreglas este asunto o seguirás sintiéndote incompleto hasta que mueras de manera dolorosa. Yo esperare al próximo heredero. Créeme pequeño idiota, lo que más tengo es tiempo.- Can miró a su familia que lo miraban con miedo. No podía creer que ellas lo pudieran ver, él había creído que estaba loco pero esto era algo más que algo creado por una mente enferma. Más aún ninguna estaba dispuesta a defenderlo.

-Can, debes hablar con Tin. Tráelo a casa para explicarles a ambos. Por favor. – La voz de su madre era una seria y una orden. No podría hacer nada en contra de ello. Salió por la puerta poco después murmurando sobre la locura que había caído sobre su familia y cuando vio la reacción que tenía su padre al ver al gato rojo que lo seguía supo que era contagioso.

-No ve voy a disculpar... ¿entiendes eso?

-No tiene lío solo llega a la universidad e invita a Tin a la casa por la tarde para que podamos explicarles el lío en el que están metidos. Solo tienes que lograr por cualquier medio que venga a la casa.­- Can asintió y miró de mala gana al gato/león, si no se equivocaba el mismo parecía estar soltando fuego cada vez que caminaba.

*******

El viaje a la universidad se le había hecho una tortura, no sabía muy bien como había dormido toda la noche pero la verdad es que se había despertado a una hora de tener que salir, lo que nunca sucedía. Siempre estaba vigilante a si alguien entraba a su habitación o más aún las alarmas que tenía en sus sistemas electrónicos de investigación le avisaban de cualquier intento de entrar a buscar entre sus datos. Por último en las últimas semanas Can se había convertido en un dolor de cabeza a la hora de dormir. Ya fuese por su desapego o por el deseo que le provocaban los besos que habían compartido.

Se estaba estacionado en reversa cuando sintió un golpe en el lado del conductor, puso el auto en parking y abrió la puerta del susto. Para su sorpresa la puerta del pasajero se abrió y un Can pálido, más con cara de enojo se había sentado a su lado. Lo único que seguía siendo igual era el no estarse quieto.

TinxCanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora