Sexta parte

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Capítulo 12 2/3

<<<<Perspectiva de Can>>>

Me lo he tragado todo y estaba rico, estamos esperando los postres finales y espero que Tin en esta ocasión si coma más que uno o dos bocados. Veo a la camarera traernos la comida en una bandeja mientras me sobo el estómago completamente inflado.

- Hoy estas actuando extraño. – le digo en un intento de comprender que ha sucedido.

-¿Cómo?

-No sé. Comenzó cuando me dijiste lindo. – Ante el recuerdo siento cosquillas, creo aún que me estaba insultando. -¿Ae te golpeó tanto que tu personalidad cambió? – le pregunto ya que no es lógico que haya cambiado tanto. ¿Estará enfermo?

- ¿Por qué lo mencionas? – le pregunto de forma directa y molesto.

- Ok, ok... nada sobre Ae. ¿Por qué te enojas? – digo de manera rápida al ver los ojos cargados de rabia.

- Así que... ¿me darás tu número?

- No, nunca. – puedo ser algo "estúpido" como dicen algunos, pero no estoy loco.

- Cantaloupe - lo escucho susurrar mi nombre y me provoca un escalofrío y me dispongo a quejarme.

- ¿Qué carajo pasa contigo...? – Le digo sin mirarlo con mi atención en el helado. Al levantar la vista lo veo con un pedazo de Cantaloupe en su tenedor, moviéndolo de lado a lado. – Bien.

- Cantaloupe es tan suave. –Al verlo morder la fruta me gustaría golpearlo, es que no podía pedir fresas o mango. – Cantaloupe es tan dulce. – sus palabras me provocan un escalofrío en la espalda baja. No sé si por el esfuerzo que estoy haciendo por no maldecir, el evitar golpearlo... u otra razón. – Cantaloupe es tan delicioso. – Su voz es más ronca y deseo... bueno... deseo saber por qué siento que mi barriga está apretada y más aún si es cosa que la comida me va a caer mal.

- Cállate y sigue comiendo. – le digo molesto, no hay forma de cerrarle la boca. – Y deja de mirarme. – mi cuerpo se estremece, no entiendo la razón pero la sensación es única.

-Comienza a gustarme Cantaloupe. – Mi corazón da un salto ante esas palabras y no sé qué decir por unos segundos. Lo miro, miro el helado, lo vuelvo a mirar y decido colocar toda mi atención en mi postre. Al volverlo a mirar al rostro, me pregunto si de verdad está hablando de lo que está comiendo o de... mí...

En cuanto terminamos con nuestros postres Tin me pide que lo siga hasta el auto. Yo lo hago sin entender la razón. Tardamos un poco porque su auto está al otro lado del campus. Estoy seguro que después de esta caminata voy a tener hambre de nuevo.

- ¿Ahora qué? – le pregunto sin entender muy bien por qué me hizo venir hasta su auto, más aún porque yo lo seguí.

- ¿Me darás tu número?

- Ya te dije que no. – ha sigue el perro con el hueso. ¿No se cansa? – deja de preguntarme. ¿Ya acabaste de disculparte? Para que me vaya. – deseo regresar al salón y olvidarme de lo extraño del día.

- Espera. - Lo veo abrir la parte trasera de su coche, y buscar algo en él, no puedo ver lo que es. Lo veo con desconfianza con sus dos paquetes, cierra el auto y no me mira a los ojos de manera inmediata. – Esto es para tu madre.

- ¿Para mi mama?

- Y este otro para tu hermana. – Qué carajo tiene este tipo por cerebro.

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