Apuesta de amor [Kengkla X Techno]

Día 18

“Kengkla, Type me lo dijo todo. Me engañaste desde un principio, sólo me estuviste utilizando”. su rostro no mostraba ninguna expresión. Todo al rededor era borroso y oscuro. “Te odio... Te odio... ¡Te odio!”

El sonido del reloj retumbó en mi cabeza y desperté de un salto. Apagué el despertador y miré a Techno descansando placenteramente a un lado de mí. Suspiré frustrado. Había sido una pesadilla.

—¿Qué sucede...? —Techno se removió entre las sábanas y se incorporó mirándome preocupado.

—No es nada... Vuelve a dormir. —me recosté.

—Lo haría si no tuviera que ir a la universidad. —respondió y me besó la frente.— Vamos, se te hará tarde a ti también.

Esa semana la había sentido larga, y mis síntomas cada vez eran peores. Había despertado con un leve dolor de cabeza. Debía ir al médico pronto.

Al llegar al colegio no pude concentrarme en las clases. Pensaba mucho en lo que había pasado el día anterior. Si Type le dijo algo seguramente me habría preguntado, pero la duda seguía molestando mis pensamientos.

Estaba en la mitad de la clase de matemáticas cuando se me ocurrió una idea. Escribí sobre un papel y rápidamente lo hice bola y se lo lancé a Nic, mientras vigilaba que el profesor siguiera escribiendo en el tablero. Nic volteó a verme. Estaba a un puesto más adelante que yo, pero en la fila de la derecha. Vio el papel y lo recogió. Noté como ladeó la cabeza mientras leía la hoja. Me miró de vuelta y negó con una sonrisa. Se levantó de manera brusca y rápida, ocasionando que todos, incluso el profesor, llevaran su vista a él.

—¿Sucede algo joven? —preguntó el profesor mirando con expresión sería a Nic.

—¡Kengkla se está cagando! —me apuntó tapándose la nariz con la otra mano.

Mi expresión fue de horror. Ese no era el plan, él no debía decir eso. Juro que iba a gritarle a Nic en ese momento. Ahora todos tenían su mirada despectiva hacia mí, y entre algunos reían. No tuve de otra que seguirle el juego. Necesitaba salir del salón pronto.

—¡Demonios, no aguanto! —grité y me levanté tapandome el trasero con mi bolso.

—Por favor retirese antes de causar un alboroto. —el profesor apuntó a la puerta.

—Yo lo llevaré hasta el baño, si no lo hago dejará un camino de caca hasta el inodoro. —dijo Nic y se acercó a mí para cargarme cual princesa. En ese momento maldije haberle pedido ayuda.

El profesor nos vio un tanto sospechoso, pero no se iba a arriesgar. Asintió y logramos salir del salón. Estuve en sus brazos hasta perder de vista las ventanas de nuestra aula.

—¡Idiota ya sueltame! —lancé patadas al aire.

—Bien, bien. —me bajó con una sonrisa traviesa formada en sus labios.

—No quiero que vuelvas a hacer algo así sin mi permiso Nic. —me dirigí hacia mi auto y al llegar, abrí la puerta y me senté al volante.

—Nadie iba a creer que estabas con dolor de estómago porque habías comprado una comida de la cafetería... —abrió la puerta y se sentó de copiloto.—Es decir, ¿Cuándo en tu miresable vida se te ha pasado la loca idea de comprar ahí? Todos saben que eres un niño rico, genio.

—Está bien, ya no hablemos de eso. —comencé a conducir rumbo a la universidad de Techno.

—¿Cómo crees que te van a llamar ahora? ¿El niño cacas? —preguntó divertido mirándome.— ¿Pantalones de popó? —comenzó a reír.