17. El día en que todos quisieron golpear a Kim Yugyeom.

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Bambam y Yugyeom

— ¿En qué capítulo de Naturo te quedaste? —preguntó Wooseok.

Bam rodó los ojos, no podía creer que rechazó pasar la hora del almuerzo con Kibum para estar con Yugyeom, y que éste había atraído a una bola de personas que no dejaban de hablar tonterías. La única persona razonable en esa mesa aparte de él era Hyunggu, pero estaba demasiado ocupado llenado unos formularios y diciéndole a Eunwoo que mande mensajes. A Bam le causaba gracia como su cara se había envejecido desde que comenzó con la planeación del baile.

— ¿Qué tema tendrá?

— ¿Qué? —Hyunggu levantó la mirada, seriamente indignado—. Somos tres personas organizando esto y, no es por ser obvio, pero nos está consumiendo la vida. Si le agregamos una temática tendremos que agregar más gente. No sé si sepas, pero no hay muchos interesados. No. No hay ninguno.

—Yo puedo ayudar —se encogió de hombros Bam—. No quiero que sea aburrido.

— ¿De verdad? —aquello había sonado como una melodía bella dentro de su mundo de estrés y frustración.

—Sí. Tengo algunas ideas, puedo pedir ayuda a algunas personas. Tú solo dime nuestro presupuesto y veré qué ponemos hacer.

Y así fue, Hyunggu le pidió a Eunwoo que le mandara un mensaje al peliblanco con toda la información que le correspondiera. Le dio unos cuantos formularios y una lista con todas las cosas que no se podían hacer.

— ¿No se puede poner música de Britney?

—Britney equivale a sexo según Seok Jin. Ni me preguntes porque yo tampoco sé cómo funciona su cabeza. Pero bueno, gracias por ayudar —apiló todos los papeles y se levantó de la banca—. Espero tus ideas mañana para antes de las doce, también el nombre de los que te van a ayudar y sus grados. Si tienes cualquier duda o queja puedes comunicarte con Eunwoo y él me lo hará saber. Nos vemos, muchachos.

Y así se alejó y dejó a Bam de nuevo con los niños más tontos del lugar.

¿Dónde estaría Youngjae? Por lo menos podría burlarse de Jaebum con él, pero no había señales de que estuviera por ahí. Volteó a ver a Yugyeom con una sonrisa forzada, sin mostrar los dientes, y suspiró.

No entendía porque no simplemente se levantaba y se iba. Bueno, lo hacía. Claro que sí. Lo sabía muy bien desde que dos semanas atrás no podía dejar de voltear a ver a Yugyeom. Y era normal, desde que lo conocía había quedado fascinado por su cara, eso no era ningún secreto. Lo raro era que verlo lo hacía sentir bien, se encontraba a sí mismo sonriendo cada vez, y eso le asustaba. 

¿En qué momento había dejado de verlo como un simple capricho? Que le gustara de verdad no era parte del juego.

— ¿Qué crees? —le preguntó el pelinegro una vez que sus amigos se habían ido a sus clases—. Jisoo me pidió que fuera con ella al baile.

De repente todo lo que tenía que ver con ese baile se veía como una gran mierda. Una basura colosal. Si hubiese podido en ese momento oprimir un botón para borrar ese estúpido baile de su tiempo y espacio, lo hubiese hecho sin dudarlo.

¿Por qué Jisoo le pediría eso a Yugyeom? Ella era inteligente, bonita, incluso compartía clases con algunos de último año. ¿No podía conseguirse a un universitario de una vez y dejar a su hombre en paz? Tan desesperada. No podía recordar ni una vez que la hubiese visto hablando con Yugy.

Pero en vez de decirle todas las cosas malas de Jisoo que pudo haber sacado a la luz, inventadas o reales, no importaba, se quedó callado. Lo hubiese hecho ocasiones pasadas si se ameritaba, sin embargo, no podía sacar el veneno. El menor se veía genuinamente feliz por aquello, tenía la barbilla en alto, y sus ojos brillando. Arruinar ese ánimo lo convertiría en un monstruo. 

simple ; 2jaeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora