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19. Crónicas de una confesión II.

Jaebum y Youngjae

— ¿A cualquier lugar? Uhm, No sé. Me la pones difícil porque hay muchos lugares buenos en el mundo. Creo que París. ¿Tú a dónde irías?

—París, sin duda.

— ¿Me estás copiando?

—No todo gira a tu alrededor, Choi Youngjae —le lanzó un cojín y ambos rieron—. Hay muchas películas, música... arte en general que está inspirada en esa ciudad. Quisiera ir un tiempo y escribir un álbum completo, o diez. Los que pueda.

—Okay, tú quédate con París, yo me quedo con Tailandia —el mayor rio—. Jaebum, deberías pasarme una de tus canciones.

El mayor lo volteó a ver, sorprendido— No pensé que quisieras.

—Claro que quiero —sonrió—. Pero si no quieres está bie—

—Lo haré —tomó la mano del castaño y sonrió—. Pero si no te gusta no me digas, no tan directamente.

— ¿Cómo que si no me gusta? Si no me gusta me obligaría a mí mismo a que me gustara, porque aún sin ganas la escucharía todo el día y toda la noche. Haría un remix con un dinosaurio bailando. No hay manera de que no me guste, de verdad —Jaebum sonrió de manera que sus ojos se hicieron pequeños y eso hizo a Youngjae sentir bien—. ¿Quieres algo de comer? —preguntó sentándose y poniéndose los zapatos—. Ah, y ya que estamos en eso de los viajes... Yena pregunta si... Bueno, no. Yo. Yo pregunto si quieres ir mañana a la playa con mi familia. Mis sobrinos cumplieron años y vamos a festejarlo llevándolos, pensé que quizás te gustaría ir. Si no quieres puedes decirlo, tampoco es algo tan importante.

—Llevas una semana resfriado, alguien va a tener que cuidarte.

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— ¿Va a venir el nieto de Hyueun? —preguntó la madre de Youngjae—. Han pasado mucho tiempo juntos últimamente. Te ve más que nosotros. No, espera. Te ve más que Yugyeom.

El castaño le pasó el botiquín de emergencias para que lo subiera a la cajuela de la camioneta.

—Pues sí, ya te había dicho, ¿no? Creo que somos algo.

— ¿Algo qué? —preguntó Jisung mientras salía de la casa con una hielera— ¿Algo algo? ¿Algo novios?

—Uy, tú traes siempre la oreja parada.

Youngjae río, viendo como su mamá le lanzaba una mirada matadora a su papá.

—Algo —Youngjae se encogió de hombros—. Nadie ha dicho nada de ser novios. Por favor no digan nada de eso en el camino, no sé si se incomode.

—Si se incómoda con eso, no es material para salir con un Choi —dijo su padre y Bom le dio un codazo—. ¿Qué? Es en serio. No soportaría a Seunggi.

—Pero por supuesto que no le diremos nada, Youngjae. Tú tranquilo.

— ¿Va a venir el novio de Youngjae? —salió el abuelo Choi. Iba totalmente preparado para la playa con unas chanclas, unos shorts azules, unos lentes de sol y una gorra de béisbol. Tenía a Coco en los brazos con la correa puesta. El que no quería mascotas, se burló el castaño en su cabeza.

—No son novios.

— ¿Cómo no? Si viene casi todos los días y hasta me ahorra tener que ir por ti. No te hagas el difícil.

Youngjae soltó una risa.

—Papá, no lo presiones. Ya sabes que todo a su tiempo, nada de apurar las cosas, bebé.