Youngjae
—Hyunggu —llamó Youngjae a su amigo que estaba repartiendo volantes de alguna cosa de la sociedad estudiantil—, ¿te importa hablar un segundo? Tengo unas preguntas sobre lo del viernes.
—Ah, claro —sonrió ampliamente, dejando de hacer lo que fuera que estaba haciendo. ¿Cómo le hacía para ser así de feliz el cien por ciento del tiempo? A Youngjae lo sorprendía—. ¿Qué dudas tienes?
— ¿Dónde es?
Hyunggu dejó salir una risita— Perdón por olvidarme de ese detalle. ¿Te paso la ubicación por WhatsApp? —sacó su celular y se lo dio al castaño—. Pon tu número ahí y yo lo hago más tarde.
Youngjae asintió y le hizo caso. No pudo evitar notar lo agotado y ocupado que se encontraba el menor, tenía una lista de deberes encima de todos los volantes y solo la mitad estaban tachados. Por eso a nadie le emocionaba ser parte de la sociedad estudiantil, te explotaban como perro.
— ¿Necesitas ayuda con algo?
—Ah, no, digo... esto es solo...—miró todo el papeleó y suspiró. ¿A quién trataba de engañar? Terminó por suspirar otra vez y acomodar superficialmente los volantes en sus manos para después dibujar en su rostro una sonrisa que se veía más como una súplica— ¿Por favor?
El menor le dio a Youngjae todos los volantes para que los entregara por el edificio de segundo y tercero; eran sobre un tipo de fiesta rompe hielo que harían en unas semanas, debían empezar a cubrir los gastos por lo que los estudiantes tenían que pagar sus entradas lo más pronto posible. Una fiesta, sonaba divertido. Era el primer año que la escuela se ofrecía a hacer algo así.
—Eunwoo —saludó Youngjae cuando el pelinegro, con la cara tallada por los mismos dioses, se acercó a él con una tímida sonrisa.
—Hola. Oye, Hyunggu me dijo que si podía venir a ayudarte entonces—
—Ah, claro, toma la mitad —repartió lo que tenía en sus manos.
—Gracias.
Caminaron por todos los salones de segundo y a Youngjae le sorprendió la velocidad con la que todas las muchachas se acercaban a ellos. Eunwoo era, por supuesto, la atracción principal. Hyunggu no era nada tonto, poner al pelinegro repartir volantes haría que todos quisieran ir. Muy astuto. Inclusive los maestros comenzaron a pelearse por ser chaperones.
—Cha Eunwoo, ¿con ese rostro hay algo que no puedas hacer? —se burló Youngjae cuando regresaban a sus aulas y el pelinegro rio.
—Quizás cocinar.
—Lástima, porque Minnie es una terrible cocinera entonces los dos tendrán que sobrevivir de comida rápida y, eventualmente, se enfermarán a causa de colesterol alto. Aunque admito que ha mejorado con los años.
—Youngjae, el libro que me dijiste... le gustó mucho. Gracias.
—De nada. Me pueden incluir en sus votos nupciales si quieres.
Eunwoo soltó una risita nasal— Tal vez la invito al baile —suspiró—, pero no sé si le gusten estas cosas. Puede que termine dándome una plática sobre como la escuela solo usa esto para controlar nuestras vidas mientras, sin darnos cuenta, gastamos nuestro dinero en cosas superficiales que olvidaremos en unos meses; después me dirá lo decepcionada que está de mí por haber caído en eso, y romperá los boletos en mi cara.
El castaño levantó las cejas sorprendido, Eunwoo sí conocía a Minnie. Además, ¿era esa la primera vez que lo escuchaba decir más de dos oraciones seguidas? Un récord.
ESTÁS LEYENDO
simple ; 2jae
FanfictionNo necesita ser complicado, a veces es un simple: 1. chico conoce chico 2. chico se enamora de chico. Jaebum nunca pensó que olvidar las llaves de la casa de su abuela sería lo mejor que le pudo pasar.