Capítulo 15. Ahora tú eres mi vida.

27 2 0
                                    

Narra Martha

Me despierto por algún rayo de luz que se cuela por la ventana haciendo así que me queje molesta y me revuelva en la cama, quedando mi cara contra la almohada para que no me dé más la luz.

Inspiro aliviada de que el Sol no choque contra mis párpados y con ello que un dulce olor se cuele por mis fosas nasales. Un olor indescriptible, fresco, único, un olor que daría lo que fuera por aspirar cada mañana, cada día, a cada minuto de mi vida; olor a Harry.

Sonrío sin poder evitarlo y entonces caigo en que la cama está fría. No debería estar fría. Harry debería estar calentándola.

Me levanto quedando sentada y bastante confundida por encontrarme sola en este cuarto.

Veo mi ropa seca y planchada en una silla, por lo que supongo que Anne me la ha traído, pero eso no responde a la pregunta importante: ¿Dónde está mi Harry?

Escucho a alguien decir maldiciones tras la puerta del baño de esta habitación, por lo que me muevo confundida hasta quedar frente a ella y desde ahí escuchar como alguien parece encontrarse bastante indispuesto.

--¿Harry?-pregunto preocupada llamando a la puerta.

--No pases-responde él en voz baja antes de vomitar-no quiero que me veas así...

--¿Te encuentras bien?-pregunto esta vez asustada, pero solo oigo cómo él sigue devolviendo y con ello que sienta miedo por como se encuentre.

Debería hacerle caso y quedarme aquí a esperar a que salga o... tal vez entrar y ver cómo se encuentra o tal vez... De nuevo se oye como Harry debe de estar vomitando hasta cosas que no había comido y me decido a entrar a pesar de que él me haya pedido lo contrario.

La imagen que me encuentro me parte de lado a lado; sentado en el suelo, vestido solo con unos bóxers de un color verde bastante estridente. Con la cabeza apoyada en el borde de la taza del inodoro y parece que haciendo demasiado esfuerzo en no vomitar más, con el ceño fruncido y sus brazos entorno a su estómago, apretándolo como si así fuera a evitar que devuelva más.

--Por favor vete, no quiero que me veas, estoy horrible-murmura con voz rasposa.

No puedo evitar sonreír con algo de lástima antes de sentarme a su lado, solo para demostrarle que me da igual el aspecto que tenga.

--No seas tonto-contesto sonriente, pasando una mano por sus rizos revoltosos-tú no puedes estar horrible. Estarías guapo hasta con una bolsa del Burguer en la cabeza-añado divertida, haciendo que él sonría.

Caigo en que su piel está pálida, mucho más de lo normal, y bajo sus ojos se ven marcas oscuras que me dejan qué pensar acerca de cuánto habrá dormido.

--¿Has dormido algo?-pregunto sin dejar mis caricias sobre su cabello.

Él niega con la cabeza, apretando sus ojos con el ceño fruncido antes de moverse con las fuerzas que tiene hasta colocarse para devolver de nuevo, haciendo que aparte mi mano de sus rizos, pero que la coloque en su espalda con cuidado para calmarlo.

-Ya, tranquilo-digo en voz baja y calmada mientras acaricio su espalda-no te preocupes por nada-añado antes de levantarme del suelo.

Miro a mi alrededor buscando algo con lo que taparle para que no coja más frío, por lo que simplemente cojo una toalla blanca de aspecto suave y se la coloco por los hombros con cuidado mientras él murmura cosas incomprensibles, pero claramente molesto por como se encuentra.

--Ahora vengo-le informo antes de dejar un pequeño beso en su omóplato.

Salgo de la habitación rápidamente y me dirijo a buscar a Anne, hasta que doy con ella, encontrándola en el salón, parece que pasando el polvo o algo por el estilo.

I was stupid for letting you go... (SUBIDA LENTA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora