Después de salir de la bañera me cambié de inmediato, Devon ya se había ido y eso me relajó por completo. Quería privacidad. Me coloqué la ropa interior para después ponerme unos pantalones azul oscuro y una sudadera larga y que también era oscura. El protocolo que Corinne me había dejado reposaba en la mesa intacto, esperando a que yo lo tomara y siguiera las reglas pero eso no era lo que me importaba en esos momentos.
Lo que quería saber era sobre la carta o el sobre blanco que se encontraba en la cama. Caminé hasta ella y la tomé con manos temblorosas, algo me decía que eso era muy importante y que debía leerlo. Abrí el sobre blanco y me encontré con una hoja doblada en cuatro partes, estaba muy nerviosa. De lo que no me percaté antes fue que la extraña criatura que estaba en el suelo y la sangre derramada, ya no se encontraban. Fue tanta mi impresión que casi caí de espaldas, retrocedí muy rápido y me pegué a la puerta creyendo que la bestia se había levantado o estaba vivo, pero eso no fue así.
Y una voz me lo explicó.
La criatura ya no está, no te alarmes. Todo estará bien...
Mi cara de confusión se hizo presente, al inicio me había asustado porque pensaba que era de nuevo esa voz que anteriormente me hablaba, una voz tenebrosa y débil que en cada momento me decía que Arael era malo, que él ocultaba algo. Pero al escuchar esa suave voz, trémula y dulce todo mi ser se tranquilizó.
Ahora me preguntaba ¿de quién era aquella voz?, la respuesta vino tan rápido que me sorprendí al escuchar de nuevo ese tono dulce con el que me hablaba.
Tal vez pienses que esto es demasiado raro pero sirve para comunicarme contigo y saber lo que piensas en cada momento. Podrá ser incómodo y algo vergonzoso pero no te preocupes, estarás bien. Por cierto, soy Devon...
Devon.
Aquel chico que era extraño y misterioso hablaba conmigo en mi mente, tenía muchas dudas pero era mejor no molestar o preguntar. La conexión con Devon lamentablemente se había perdido, ya no podía escuchar su voz y sentí cómo un ligero escalofrío me recorría por completo. Mis piernas querían doblarse, y mis manos me sudaban. Sentí de nuevo la presencia de alguien detrás mío y no fue nada agradable pero decidí quedarme quieta y ver qué era lo que sucedía.
Un ligero suspiro alcancé a escuchar, mi piel se erizó por los nervios. Una mano tocó mi brazo y pude sentir el frío tacto de su piel algo que nunca podría olvidar. Este daba pequeñas caricias, suaves y con demasiado cuidado. Mis ojos se abrieron al límite, no estaba asustada sino que era una sensación extraña.
Aquella voz que había escuchado hace unos momentos, se hizo presente muy cerca de mi oído haciendo que mis piernas por fin flaquearan.
No te muevas...
Cuando creí que iba a caer, sus brazos me sostuvieron por la cintura y me hizo girar para poder ver su rostro. Devon permanecía serio, con el ceño fruncido mientras que inspeccionaba todo mi rostro. Mis mejillas en esos momentos debían estar rojas de la vergüenza pero el chico alzó su mano y acarició mi rostro con suave delicadeza. Yo respondí a su tacto cerrando los ojos y tratando de no olvidar aquella sensación tan particular y agradable.
—Adel... —susurró Devon acercándose a mi cuello, suspiró y me abrazó con fuerza.
Yo solo me quedé quieta, no quería y tampoco podía moverme. No entendía el porqué de su actitud, yo a él no lo conocía pero Devon demostraba un sentimiento extraño, que me conocía desde hace mucho tiempo.
Aunque eso no fuese así.
—Sé que no me conoces, apenas ayer supe de ti. Pero no puedo expresar las ansias que tengo de beber tú sangre... de que tú me correspondas. —susurró de nuevo en mi oído pero con un tono de voz desgarrado, quebrado.
—Yo tampoco te conozco, no sé quién eres. No tengo miedo de ti pero creo que, esto se salió de control. No puedes seguir haciendo... —no terminé de hablar porque sentí un dolor punzante en mi cuello.
Un jadeo salió de mi parte, me había dolido. Sentí cómo los colmillos de Devon perforaban mi piel y por un instante quise moverlo, alejarlo de mí. Pero él me sostuvo más fuerte y agarró mi cuello con su otra mano, mientras que yo sentía cómo la sangre escurría por toda mi clavícula y que él estaba extasiado por mi sangre. Se suponía que mi sangre no podía ser bebida por él, Devon explicó que yo era un demonio y que esta estaba infectada. Pero cuando él no se detuvo y tampoco mostró indicios de quejarse, me asusté demasiado. Agarraba con fuerza la camisa de Devon, el dolor seguía matándome. Mis piernas por fin no dieron más y se doblaron, caí al piso como si fuera una muñeca de trapo pero con Devon a un lado de mí y no quería parar.
Lo siento tanto, no debí haber hecho esto pero no hay vuelta atrás...
La voz de Devon sonó de nuevo en mi cabeza, él no paraba de beber y yo sentía cómo me debilitaba cada vez más. Mis manos estaban débiles, me solté de su camisa y mis manos cayeron a cada lado de mi cuerpo. Mis ojos se empezaban a cerrar, a ver ligeramente borroso. Estaba tan decepcionada de él por haber hecho eso y pensé unos momentos que nunca le perdonaría lo que me hizo.
Lo que vi después fue una luz, mi respiración era dificultosa y sentía cómo los latidos de mi corazón disminuían. Iba a morir y apenas lo supe en el instante en que di mi último suspiro, en el que vi cómo Devon se alejaba de mí y cerraba mis ojos. En el momento en que escuché su voz que ahora era hostil y fría que podía calar hasta en los huesos, me sentí mal, triste pero a la vez alegre.
Espero y algún día me perdones pero esto era por tu bien... no quiero volver a morderte y sentir correr por mis venas tu sangre de demonio porque eso es lo que más detesto.
Y al final lo supe, yo sí había muerto pero no del todo. Él lo dejó en claro, no quería volver a beber mi sangre porque era de demonio y lo único que pudo hacer fue convertirme en algo que tampoco deseaba, algo que también desconocía y que sabía que me iba a traer más problemas de los que ya tenía.
Un vampiro...
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Alas sombrías
ФэнтезиCuando crees que tu vida no puede ser peor, llega algo que la destruye por completo. Los muros que construiste cuando te lastimaron, se rompieron cuando ese "ángel" llegó a ti. Creías que tu vida mejoraría después de haber estado en un orfanato per...