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Ashton

Había hecho lo que pensaba, aún no me lo creía. Al suponer que Olive no me haría caso por ser mayor que ella decidí quedar con una vieja amiga, seguía estando igual que siempre, atrayendo la atención de todos los chicos, aunque no atraía tanto la mía, y creo que lo notaba a medida que ignoraba cada vez más su presencia sólo por pensar qué estaría haciendo la pequeña Olive en ese momento.

-Ashton, no has dicho nada desde que llegamos, ¿ estás bien?

-Ah, claro, lo siento, últimamente estoy tan ocupado que me distraigo con facilidad.

-No tiene importancia.

En realidad si que la tenía, ese era el primer lugar al que llevé a Olive, y por supuesto que me recordaba a ella. No podía dejar de recordar como miraba las flores de la mesa llena de curiosidad, claramente intentando averiguar cuáles podían ser sus nombres, y entonces fue cuando lo supe, tenía que alejarme un poco de ella. Era la única forma de que pudiese hacer vida normal, alejarme un tiempo para poder despejar mis pensamientos de esa chica y su entrañable sonrisa, su angelical risa y sus gloriosos ojos, para dejar de pensar tanto en ella.

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Tenía decidido que iba a dejar de pensar tanto en ella, pero no pensé que con el pasar de los días y los continuos mensajes por su parte sería tan difícil. Y cuando empezó a dejar llamadas ya fue horroroso, tuve que apagar mi teléfono para poder deshacerme de los pensamientos relacionados con ella o su entorno incluso, era inevitable quererla, se hacía querer tan fácilmente que resultaba imposible querer dejar de pensar en ella, era algo mágico, no hay palabras que puedan describir esa sensación de mejor manera que esa. Mágica, así era ella, tenía un aura muy mágica rodeándola alrededor durante todo el día, era simplemente como si hechizase a cualquiera que pudiese acercarse lo suficiente a ella. 

Girls your age; A.I.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora