VEINTIUNO

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Una semana había pasado, te habías enamorado de tu hermanito, eligieron nombres y le pusieron Antony  Victoriano Machado, si no rimaba pero era lindo, una semana al lado de el te calmaba, ers risueño, sus ojos tenían ese brillo tan fuerte, que con solo verlo te daba calma, felicidad, se parecía mucho a tu papá, su pelo color de ojos, su carita largita y un poco redondita.

La semana se había pasado rápido, estabas informada por Jeck lo que pasaba entre Dereck y Mónica y por lo que sabías si las cosas andaban así en cualquier momento iban a terminar y eso provoco una sensación en tu estómago, una pequeña esperanza.

Era de noche, tu teléfono vibraba en tu mesita de noche, viste el número era de Lucas, respondiste al instante

-Lucas

-Izabell, ¿donde diablos estas? 

-¿Que pasa?, ¿estas bien?

-Tu que crees, no estoy en mi casa, me duele la cabeza, necesito de tu ayuda

-¿Donde estas?

-Estoy en un parque

-Voy para allá—ibas al único parque que conocías, encendiste la luz de tu recámara para cambiarte, pero alguien tocó a tu puerta, tu pulso se aceleró, respirabas rápido

-¿Qui-quien?

-¿Arami?, ¿puedo pasar?—no, ya tenías puesto tu pantalón, que iba a decir si te vía vestida en plena madrugada

-Cl-claro

-Arami, vi tu luz encendida, ¿todo bien?

-Si, to-todo bien

-¿Que hacías?

-Na-nada—tus nervios se palpitaba por los aires, necesitabas calmarte

-Segura que te sientes bien

-Si

-Buenas noches

-Buenas noches Johanna—esperaste que cerrará su puerta, cuando estabas segura le pusiste seguro a tu puerta, saliste por la ventana, te volviste experta.

Llegaste al lugar, estaba recostado en una banca del lugar, un farol lo alumbraba, te daba miedo estar a altoas horas de la noche por las calles

<Vamos Arami, no seas miedosa>
<ella no tendría miedo>—pensaste, llegaste al punto de compararte en todo lo que hacías, tenía cerrado los ojos, tenía un golpe en la parte derecha de su ojo, olía a cerveza

-Lucas

-Sientate

-Mirate, estas mal, has ido muy lejos Lucas, levantate

-No, te llame para que alguien cuente mi...

-Tu muerte lo sé, pero no puedo dejar que lo hagas, ya basta Lucas, tienes que levantarte, ella quisiera esto

-No me importa, sin ella no puedo vivir, te odio, odio que no seas ella, odio que me beses, te odio Izabell

-Lucas, por favor sólo levantate

-¿Porque?, dime porque no eres ella, porque no puedes ser ella, porque eres tú la que está aquí y no ella

-No lo se—tu también te lo preguntabas, porque no podías ser como ella

-Vete, quiero estar solo, no quiero morir y lo último que vi fue a ti, a tu miserable presencia—como podías dejarlo solo, pero ya hacías todo lo que el te decía, sólo para ser como ella, porque tantas veces te dijo que nunca reclamaras, que nunca cuestionaras, con el aprendiste a callarte porque sabías que con solo hablar aburrías, caminaste por todos lados, sin ningún rumbo, eran las tres, ya no sentías miedo, cerraste los ojos cansada y pensaste de nuevo en ellos, hace tiempo no lo hacías, dentro de dos meses cumplían un año, abriste los ojos y los viste como el humo que quedaba al soplar la tierra, fue tan rápido que necesitabas de más

Un año sin ellos, un año y sentías que sólo había pasado días de lo sucedido, de pronto escuchaste los gritos, y lo volviste a vivir de nuevo

Ellos murieron Arami, fue por causa del incendio, no lograron salir a tiempo, lo siento—tu mundo colapso, tus ojos se llenaron de lágrimas, te faltaba el aire, viste a tu papá, pero no daba ninguna señal—Papá—tu vos sonaba quebrada—mi mamá –ella aún sigue en el hospital, quieres verla—solo asentiste, al llegar, todo era un caos, todos corriendo de un lado a otro, enfermeras atendiendo a los involucrados del incendio, médicos salvando vidas, te de tuviste a medio camino, se escuchaban los gritos de dolor, personas quemadas sin su piel, te dio nausias, querías vomitar, querías salir, inhalaste profundo, te armaste de valor y entraste, era doloroso ver todo eso, familiares de las personas involucradas llorando, preguntando por ellos, te guiaron a la habitación donde se encontraba tu mamá, estabas nerviosa, tu corazón bombeaba rápido, tus manos estaban temblorosas, al girar la manecilla no esperabas ver eso

Era doloroso, tu corazón se volvió chiquito, unas inmensas ganas de llorar de invadieron, caminaste de nuevo, llegaste a tu casa, subiste por el árbol, entraste por la ventana, pero lo pensaste dos veces, querías entrar, ¿en serio lo querías hacer?, si pisabas un pie adentro era volver a ser la chica buena, valiente, la que ponía una sonrisa todos los días o querías salir y no volver de nuevo, viajar al mundo y poder ser feliz, lo pensaste, buscaste su pro y contra de irte, y lo hiciste, diste un pie grande a tu vida, el que marcó tu vida

 1.La Hora Del Atardecer Donde viven las historias. Descúbrelo ahora