1.La Hora Del Atardecer

VEINTISEIS

Dereck

Se que desde ese día ya no fuiste la misma y que jamás volviste a ser la misma cambiaste ese día te volviste fría, distante pero con los días volviste a amar.

Me dolía verte destrozada, ver cómo se estaba haciendo tarde para ayudarte, era un día después de que Lucas te había dejado y ahora para siempre, estabas los seis sentados, el ambiente era incómodo, nadie sabía que decir o hacer, yo estaba concentrado viéndote, tu miraba estaba perdida, el primero en hablar era fue Jeck

-Entonces hacemos planes para Navidad

-Claro—todos estaban de acuerdo sólo faltabas tu

-Arami tu ¿que dices?

-Yo no puedo—te levantaste de la mesa ibas hacia la salida de la casa

-Arami—te estuviste en el umbrar de la puerta—se que todo esto no es fácil pero sólo queremos ayudarte, queremos saber que pasó al menos yo si que te pasó para que te volvieras así antes eras alegre no importaba que pasará siempre teníias una sonrisa

-Eso pasó que me cansé de fingir, que estaba bien, estaba cansada de todos, eso pasó

-Sólo queremos que sepas que te apoyamos sea lo que sea que este pasando cuentas con nosotros —solo asentiste y te fuiste.

Arami

No querías levantarte, sólo habían pasado dos días, no te habías levantado, no salias de tu cama, lo único que hacías era llorar por el, traer los recuerdos, no dormías, dos días, dos noches sin dormir, se te notaba  en los ojos, en tus ojeras, tenías tus persianas cerradas, no sabías si era de noche o de día, no había ninguna luz que entrara por tu habitación.

Tus ojos estaban hinchados, estaban rojos, sentías que habían pasado una eternidad sin él, sentías un vacío grande en tu pecho, era como una droga, con las desesperación de más, la ansiedad.

Resignada se levanto de la cama, se dirigió al baño, se metió en la tina, el agua estaba caliente, metió su cuerpo completo, respiro hondo, y se sumergió, cuando le faltó el aire su vio a la superficie, se enjabono, el cuerpo.

Ya estar limpia, bajo al living, en el camino se encontró con Lilibeth

-Hermana, ¿como estás?, ¿te sientes bien?, mi papi dijo que te sentías mal

-Si, ya estoy bien—pero no era verdad, no estaba para nada bien, te sentías fatal, sentías que la vida se había acabado

-Mi papi está abajo—le sonreiste, y seguiste con tu camino, al bajar todas las escaleras, en el aire se respiraba un aroma, rico, tu estómago hizo un ruido por el hambre que sentias, al entrar en la cocina, Johanna estaba en la estufa, preparando comida, tu papá en su computadora.

Te sentaste en una silla, tu papá levantó la vista, te vio directo a los ojos, tu la apartaste

-Hasta que te dignas a salir, ya era  hora, ¿que pasó a Arami?

-De que hablas

-Hace dos días veniste llorando, te encerraste en tu habitación, no has probado ningún bocado, no has salido hasta hoy, ¿que paso?