VEINTIDOS

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El sol entraba por tu ventana, abrite los ojos, te sentaste en tu cama, eran las ocho, todavía, alguien tocaba a tu puerta

-Buenos días, levantate que van a venir visitas

-Buenos días pap..—no dejo que terminar, cerro la puerta, te dolía su actitud hacia ti, pero te hiciste la valiente, te cambiaste, revisaste tus celular, le enviaste un mensaje a Lucas, no esperabas que te respondiera rápido

Todos estaban sentados en la mesa, riendo de algo, al llegar al el último escalón, Jeck se acercó a ti

-Hola

-Hola

-¿Como estás?

-Bien y tu

-Ahí vamos

-¿Pasa algo?

-Pasa de todo, Dereck termino con Mónica —¿que dijo?, terminaron, querías saltar de alegría, te sentías feliz, por fin habían terminado y talvez había una pequeña probabilidad de que terminarán ustedes juntos, pero lo disimulaste

-Porque

-Dereck se enteró que Mónica le enviaba mensajes a Santiago pero el no esta bien

-Bueno no es fácil, saber que tu novia le envía mensajes a tu primo

-No es sólo eso, esta mal porque termino con ella, dice que es su todo, que era su vida, lo que decía siempre

-Lo tiene que superar, no será fácil

-Tal ves tú lo ayudes

-Porque yo

-Yo se que el te quiere Arami y quien más que tú para ayudarlo —la idea te emociono, pero como podías ayudar a alguien que estaba mal por su ex cuando tu estabas peor que el.

En todo la reunión estuviste prestándole atención más a tu teléfono que a los invitados, veías tu celular cada dos minutos, ya tenía treinta mensajes tuyos y ninguno respondía, la hora ya se acercaba, ahora como ibas a safarte de esta, faltaban cuarenta minutos, que hacías, pero hoy la suerte estaba de tu lado, se fueron a los minutos, quedaron con Jeck verse mañana, le dijiste a tu papá que tenías que salir a la biblioteca a hacer una tarea y que ibas a volver tarde

Llegaste al lugar, faltaban diez para que atardeciera, no lo viste creiste que iba a llegar tarde, que ingenua eras, te acercaste a la roca, estabas viste el atardecer parada, como el aire movia tus cabellos, la briza que te daba, cerraste los ojos y te imaginaste estar en una cima de una montaña, viendo al mundo, creendote la dueña de todo, ser una gigante y ver que eres más grande que tus miedos que tus demonios, pero eras la típica chica débil, vulnerable, que los dos chicos que te gustaban lloraban por otras y no por ti, pero ya era tarde, la Arami bueno, la que no le importa la opinión de los demás sobre ella se perdió, ya era tarde para volver ser tu, se perdió

Dos días sin saber de él, ese día decidiste ir a su casa. Al llegar te encontraste con Sonia

-Hola

-Hola Arami

-Sabe si está en casa

-Arami será mejor que ya no lo busques, dejalo sólo, espera a que el te busqué— que el te buscará a ti, por favor si tenías el alma hasta el cuello y ella te decía que esperarás para que el te buscará a ti, pero no la contradijiste, te callaste, ahora lo hacias, aprendiste con el a callarte. Ibas de regreso, caminabas sin ánimos, te dolía ver lo así, destruyéndose a si mismo, te dolía

-¡Arami!—volteaste a ver quien te llamaba y lo viste caminar hacia a ti, sentías las mariposas en el estómago, sonreiste pero hací como vino se fue, lo viste de pies a cabeza y no lo reconociste, estaba más delgado, se le veían sus ojeras y te dolia ver lo así y te rompiste

 1.La Hora Del Atardecer Donde viven las historias. Descúbrelo ahora